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Pepín Salazar: "No me recuerdo sin tocar la guitarra"

El músico da clases en la peña flamenca Enrique Morente

Pepín Salazar con su guitarra. irma collín

Pepín Salazar dio ritmo con su guitarra a Paco de Lucía, a Camarón de la Isla, a Antonio Gades, a Pilar López, a Enrique Morente, a José Mercé, al Lebrijano e, incluso a Ella Fitzgerald. "En mi casa siempre hubo guitarra. Mi hermano Diego me enseñó las cuatro notas, después yo fui autodidacta", asegura, sentado en el tablao flamenco de la peña Enrique Morente. Cuando habla del maestro, su voz se quiebra: "Fuimos compañeros y amigos, estuve con él tres años".

Es socio de la peña Enrique Morente casi desde sus inicios y aquí da clases de guitarra. Aunque su nombre no resuene con tanta pompa como el de sus compañeros de viaje, él y su guitarra formaron parte del olimpo particular del flamenco. "La primera vez que toqué la guitarra fuera de España lo hice para Isabel II en el Royal Albert Hall", recuerda con orgullo.

Se autodefine como "asturiano de León". Vino a Oviedo con su familia cuando tenía 10 años y a los 14 ya ejercía como maestro para "los más grandes de la ciudad", entre ellos el Alcalde Luis Riera Posada o miembros de la familia Masaveu. Una de sus alumnas, Menchu Nespral, conocía a la coreógrafa Pilar López. "Le mandé una casete, la escuchó, me contrató y estuve tres meses tocando en Italia. La primera vez, en el teatro de la Ópera de Roma", comenta.

A la vuelta, contactó con agentes de Madrid, comenzando una carrera que siempre corrió al lado de nombres que se escriben en mayúsculas en la historia del flamenco, una época "maravillosa" de su vida que abandonó cuando hace casi cuatro décadas pasó a dedicarse en cuerpo y alma a la Iglesia Evangélica.

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