Muere Eugenio Sáez, director de la Escuela de Minas en los noventa

El que fuera director de la Escuela de Minas entre 1991 y 1998, Eugenio Sáez, falleció a los 80 años de edad a causa de los daños que le ocasionó un infarto sufrido a comienzos de este mes. La iglesia de San Juan el Real fue ayer el lugar donde su familia, amigos y antiguos alumnos dieron el último adiós al catedrático de Topografía, que marcó una época en el centro universitario. "Era un excelente profesor y encima tenía el don de la simpatía", apuntó el actual director de la Escuela de Minas de Oviedo, Francisco Blanco, de quien fue su antecesor. "En su etapa se reanimó el ambiente estudiantil", añadió.

El mundo de la ingeniería de minas acudió en bloque a la basílica. Alumnos, compañeros e incluso subordinados de su etapa en la empresa privada recordaron algunas de las anécdotas vividas con el director que aprobó el último plan de estudios en 1997, antes de la llegada del plan Bolonia, e impulsó las celebraciones estudiantiles. "Uno de sus empeños fue reanimar las fiestas de Santa Bárbara, porque para él no todo era estudiar", declaró Blanco.

Su cercanía y afabilidad le hicieron ganarse el favor de los estudiantes, que décadas después siguen recordando sus lecciones. "Era un profesional sobresaliente y muy inteligente", declaró el alumno y presidente de la Asociación Lírica "Alfredo Kraus", Carlos Abeledo, sobre un hombre que dirigió la Escuela de Minas entre 1991 y 1998, donde siguió como profesor hasta la jubilación. Además compatibilizó las clases con cargos en Hunosa, de la que llegó a ser director técnico.

La viuda de Sáez, María del Mar Navarro, de la familia fundadora de Navarro Óptico, recibió numerosas condolencias de los asistentes a un acto religioso al que acudieron muchos familiares. Además de viuda, el ingeniero de minas deja dos hijos, Juan Andrés y Camino, y dos nietos, Pelayo y Sofía.

Fueron muchos los que lamentaron una pérdida que calificaron de inesperada. Recuerdan que a pesar de sus 80 años Eugenio Sáez aparentaba muchos menos, en parte porque "solía caminar mucho y llevaba una vida saludable". Sin embargo, un infarto le sorprendió mientras dormía y ello impidió que fuera atendido a tiempo para evitar unos daños que apagaron su llama el viernes. Sus compañeros de la Escuela, de la que fue profesor emérito, alargando su vida docente hasta los 74 años, decían ayer que echarán de menos sus frecuentes visitas.