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Paxarinas

Oviedo está de foto, pero menos

Quién hará las orlas ahora en esta ciudad sin los fotógrafos Dolsé, Nebot, Oliveira y Andrés

Oviedo está de foto, pero menos

Es evidente que Oviedo está de foto y su belleza plural lleva bastante más de un siglo reproducida de mil maneras.

Los fotógrafos con estudio, Nebot entre ellos forman parte por derecho propio del museo de la ciudad que esperamos.

En Oviedo hubo muchos fotógrafos con estudio, frecuentemente basados en la claraboya de luz natural hasta que se pusieron de moda los focos. En la posguerra, fotógrafos por excelencia fueron Gómez y Duarte, con galerías en el portal para exponer algunas de sus mercancías, con caritas de niños asustados y parejas de novios asombrados. Todo el mundo pasaba alguna vez en la vida por el estudio del fotógrafo, y en muchas casas se siguen conservando, a veces con marco y todo, fotografías de los antepasados de la misma forma que los domingos toman el sol mañanero en el santo suelo del Fontán, cuando ya nadie cercano vela por su conservación.

Los grandes estudios ya no están, y lo que fue Dolsé, tan teatral, digno de los viejos tiempos, cobra ahora nueva vida como galería de antigüedades y curiosidades. Aquello, como centro de una manzana de casas cargada de historia, nos sirve para recordar algunas cosas que estuvieron allí, como por ejemplo, allí mismo, la casa del verdugo de la ciudad, que salía de su casa muy puesto con una vara en la mano, porque por su dedicación profesional no podía tocar los objetos. En la esquina, la llamada Casa Chile, que mantiene intacta su estructura exterior, sigue calzados Garrido, la zapatería más antigua de la ciudad, que ahora solo vende zapatos para hombre. Falta Dirsa y La Moda Infantil, pero hay establecimientos que los sustituyen, y falta Casa Conrado, que solo es ahora un triste recuerdo de lo mucho que fue. Toda la esquina a la plaza Juan XXIII la ocupa un edificio en lo que fue colegio de las Teresianas Señoritas. Allí estuvo Andrés, gran fotógrafo y gran persona. Por cierto, sin Dolsé, sin Nebot, sin Andrés y sin Oliveira, ¿quién va a hacer ahora las orlas?

Como en el cesto de cerezas brotan los recuerdos en este Oviedo vivaz.

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