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Por las orillas del río real

La ruta del Camín de la Reina ofrece un relajante paseo ribereño y recibe ese nombre por haber sido transitada por Isabel II

Por las orillas del río realLNE

La ruta llamada Camín de la Reina, que une Puente Dobra con Argolibio, discurre a la vera del Sella y recibe su nombre por haber sido el itinerario utilizado por la reina Isabel II de España durante su visita a Cangas de Onís a mediados del siglo XIX.

Desde Cangas de Onís se coge la carretera N-625 que conduce a Arriondas y nada más pasar el puente se inicia la ruta. El recorrido empieza a la entrada de la ciudad, junto al puente romano que cruza el río Sella, que se deja a la izquierda para seguir por el sur.

Nada más pasar la última casa es necesario girar a la izquierda y continuar por la margen izquierda del río. El caminante puede admirar el discurrir del cauce y la hermosa vega que forma el río Sella, pasando por la aldea de Soto de Dego.

Se continua aguas arriba transitando por la apacible vega, donde se contemplan las tranquilas aguas del Sella así como los montes que lo circundan.

Al final de la vega la pista llega a la carretera de Avalle. Entonces es necesario seguir a la izquierda y atravesar el pueblo, para introducirse en un bello castañar. Poco después se llega a la antigua central hidroeléctrica, construida en 1928.

A escasos, metros aguas arriba, se encuentra la estación de salmones de Caño, donde el espectáculo que ofrece el Sella es realmente impresionante.

La estación de Caño fue construida para facilitar la remontada de los Salmones a través de unas escalas y pozas artificiales en el cauce del río. Allí puede contemplarse como los salmones saltan por las pequeñas cascadas para dirigirse a sus zonas de desove, a finales y principios de todos los años.

Este es el lugar al que el dictador Francisco Franco iba a demostrar sus dotes de pescador. Se comenta entre los lugareños que le cerraban las pozas, para evitar que los salmones subieran. Cuando ya había retenidos cientos de ejemplares le avisaban para que fuera a echar la caña.

"Franco no tenía ni idea de pescar. Sinceramente, sabía muy poco. Tenía más afición que conocimiento. Si pescaba salmones era porque el río estaba lleno de ellos. Además, quince días antes de que viniera ya cerraban el cauce", aseguraba un ganchero en 2009 en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA.

El plácido paseo continua bajo la cubierta arbórea y va pegado al río, por una zona boscosa con follaje en múltiples verdes.

El recorrido transcurre en llano. A la izquierda se divisa el pueblo de Tornín. Poco después se llega a la confluencia con el Dobra, donde existe un puente sobre el Sella, lugar donde finaliza este bello recorrido. La vuelta puede hacerse por el mismo camino.

El paisaje, aun pasando por los mismos lugares, es totalmente diferente. Merece la pena disfrutarlo con calma y sobre todo, dejarse llevar por esa atmósfera de paz arrullada por el sonido del agua.

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