En un viaje del proyecto "Aulas de la Naturaleza" del Instituto de La Corredoria los profesores echaron en falta a un alumno. Salían de la playa de Frejulfe hacia las cascadas de Oneta y faltaba un crío. Dieron la vuelta y se lo encontraron dormido en la playa. Era la demostración de que los estudiantes de la ESO y de Bachiller no escuchan a los profesores. Es una de las anécdotas que se contaron ayer en el Instituto de La Corredoria

Uno de los logros de esos diez años es el calificativo de centro promotor de la equidad, algo que destacó el director, Pedro Díaz González, y corroboraron el director general de Ordenación Académica e Innovación Educativa, Francisco Laviana, y el inspector Jesús García. "Este centro lleva diez años dando a cada alumno lo que necesita y eso es equidad", apostilló Laviana.

El director general explicó a los alumnos de cuarto de la ESO que "tener un instituto en La Corredoria hace diez años fue una gran oportunidad para el barrio" y que "hay mucha gente trabajando en distintos lugares para que los alumnos se sientan bien y consigan todo lo que se propongan".

El acto, en el que también estuvo el concejal socialista Diego Valiño como representante municipal en el Consejo Escolar, sirvió para abrir un programa de actos que se prolongarán hoy y mañana.

Son diez años de instituto y el centro quiso dar protagonismo a los alumnos. Buscaron al primero que se matriculó en el centro, pero no lograron que estuviese ayer, así que les dieron un diploma al segundo y al tercero, los hermanos Miguel y Alberto Alonso Rodríguez, que inauguraron las aulas en 2008. También hubo diploma para el expediente número 499, Estefanía Ladreda; para el 1.000, Alejandro José García; para el 1.500, Tania Maestro, y para el último alumno en matricularse, el que hace el número 1.819, Erik Alexander Monteverdi.

Durante toda la semana habrá charlas, decenas de talleres, rutas geolocalizadas organizadas por el departamento de Biología o cinefórum. Mañana, viernes, a partir de las doce y media se clausurarán las jornadas con una comida conjunta en el centro en la que participarán profesores, alumnos y familiares. Todo con la música de un taller de percusión. Será el impulso para seguir otros diez años por lo menos.