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Elías Aguirre Primer socio de la SOF

Según San Mateo: Elías Aguirre, socio nº1 de la SOF

Según San Mateo: Elías Aguirre, socio nº1 de la SOF

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Según San Mateo: Elías Aguirre, socio nº1 de la SOF Javier Cuervo

Elías Aguirre, 88 años tiesos, bastón, buena memoria, avenida de Torrelavega. "Subo poco a Oviedo, pero nací en 1930, en la calle la Rúa, más céntrico imposible". Por la mañana, café en la cafetería Kroll; por la tarde, "una botellina de sidra? o dos".

- ¿Cómo es el socio número 1 de la SOF?

-A los 18 años iba con mi padre a su peña del Albabusto, en la calle San Francisco [luego Logos]. Entre él y otros acordaron formar la Sociedad Ovetense. A la hora de conceder el número 1 eligieron el orden alfabético. Mi padre se llamaba como yo y me cedió el puesto.

- ¿Hizo socios a sus hijos?

-Nacer el fíu, bautizalu y hacelu socio. Hoy no hay 3.000 socios y llegaron a ser casi 35.000 cuando Oviedo era la mitad.

- Su familia era carbonera.

-Sí, entonces los que pertenecían al Régimen o eran descendientes de militares tenían derecho a un cupo de carbón y obligación de abrir una carbonería. Normalmente, no la regentaban. Llegó a haber 110 en Oviedo. Carbones Aguirre era de las más potentes, si no la más.

- Para cocina y calefacción.

-Calefacciones, pocas. Cerramos en 1985. El butano se impuso. El gas ciudad tenía una instalación muy pequeña.

- ¿Quería ser carbonero?

-Soy profesor mercantil. Fue lo que más me atrajo. Me presenté a varias oposiciones que saqué, la primera a la Cámara de Comercio, que estaba en la plaza del Riego, pero ganaba con el carbón en un día casi lo que allí en un mes. Hice otra en la residencia sanitaria y al mes y pico marché. Ahí metí la pata porque podría haber llegado a jefe facilísimo.

- A los 55 quedó sin trabajo.

-Quise limpiar todo lo que manché y abrí una tintorería en La Fresneda, cuando empezaba la urbanización. No iba mal, pero alcancé una edad. Le dije al hijo si quería seguir, pero al mes ya estaba cerrada.

Vive con sus dos hijos y tiene un nieto de 28 años que oposita a la Guardia Civil. Su mujer, Isabel, murió de un ictus hace 5 años.

- ¿Era festeru de rapaz?

-Terminaba de trabajar, subía a casa, me duchaba, me mangaba mi traje y mi corbata y a bailar a La Herradura.

- ¿Cuál fue la mejor época de la fiestas de Oviedo para usted?

-En torno al año cincuenta. A La Herradura iban las mejores orquestas y no es verdad que sólo fuéramos los niños pijos: iba cualquiera que entrase y supiese comportarse. Si alguien iba borracho a armar escándalo lo cogían y pa la calle. Había hípico, carreras ciclistas y toros? y la plaza no era una selva.

- ¿No será mejor porque era joven entonces?

-Estaba planteado bien, pero los tiempos cambian, y la manera de vivir, más. Hoy los jóvenes tienen una bolsa de bebida. No nos emborrachábamos así.

- La SOF tiene 70 años, la mitad con líos de supervivencia.

-Llegaron los políticos y lo jodieron todo y más con este pequeñajo, que no sé qué poderes tiene. La SOF tenía un patrimonio: una bandera, un libro de registro... ¿Quién es él para llevarlo al Ayuntamiento? Eso, si se lleva a juicio tendrían problemas. No hablaron con una representación de los socios. Hicieron la pantomima de echar fuera a los empleados para repescarlos y meterlos en la concejalía de Cultura para que organicen las fiestas.

- Mejor alcalde para la SOF.

-No lo sé.

- ¿Tiene sentido la SOF?

-Sí, con tres chavales que propusiesen ideas. Antes nos conformábamos con cualquier cosa? Había tiro al plato y al pichón y yo iba encantado. La Granja hoy sería igualmente un negocio.

- ¿Se refiere al cabaret?

-Por la mañana, tenía sesión vermú con orquesta: al mediodía, era un restaurante y se comía bien; de tarde, había bailes de estudiantes, y de noche era puticlub. Pero uno, no tenía que ver con otro. Hasta las 11 no había putas.

- Vivió en muchas casas...

-En el Fontán, encima de donde está Mercadona. Luego marchamos a González Besada y luego un hijo nos atrajo aquí...

- ? y vio el cambio de Oviedo.

-Total. Antes se consideraba que Oviedo era muy guapo porque eran cuatro casas y el Campo San Francisco estaba bien acondicionado y cuidado. Ahora hay calles que sale el segao en medio de la calle. No estaban las máquinas de limpieza, bien, pero antes había un señor que movía la escoba y era un puesto de trabajo.

- ¿Se hizo grande?

-Sí, donde está el Palacio de Deportes tengo pegado tiros a las gachas, unas arceas de humedal.

- ¿Última vez que cazó?

-El año pasado. Ahora los jabalíes te vienen a buscar a casa y mira que anduve yo montes detrás para encontrar uno. El último lo cacé hace 30 años en El Pedrosu, en Cangas de Onís, un ejemplar de 128 kilos y lo comimos en ese restaurante de Llovio. Nunca sentí haber asesinado un animal. Es una ley de supervivencia. Si dejas que los leones paseen por la calle Uría no te extrañe que uno te dé un zarpazo.

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