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El roce no hace el cariño

Somos ha protagonizado choques frontales con distintos jefes de servicio en varias áreas municipales

Hacen falta datos y análisis muy afinados para concluir que los problemas (despistes, fallos) administrativos que ha tenido el gobierno tripartito son el fruto del sabotaje interno de los trabajadores municipales. Yo no lo afirmaría alegremente. Sí se pueden decir otras cosas. Fundamentalmente, dos. La etapa que le ha tocado gobernar a Somos, PSOE e IU ha estado marcada por la máxima judicialización de la vida política. En el Ayuntamiento de Oviedo es algo en lo que destacó Foro en el anterior mandato, pero no sólo. Las leyes nacionales y la corrupción endémica dejaron a media clase política antes los tribunales. Y también a los funcionarios, que muchas veces son los que ponen la firma y responden, en última instancia, ante los tribunales.

Le pasó, por no ir muy lejos, a la actual Jefa de Patrimonio, que sufrió un juicio por el caso de las irregularidades con las parcelas de Olloniego. Fue una denuncia del PSOE que duró años y en la que, finalmente, la funcionaria salió totalmente limpia, sin ningún tipo de condena. Pero su caso es un escarmiento en cabeza ajena. "Ahora nadie va a firmar nada antes de mirárselo tres veces y tenerlo muy claro", se repite en los pasillos del Ayuntamiento.

La jefa de Deportes del Ayuntamiento de Oviedo y un compañero de su área también pasaron por otros procesos judiciales (el caso Marea), donde también salieron absueltos, pero la condena ha sido una relación dificilísima con el actual equipo de gobierno.

No son los únicos. La jefa de Turismo y Congresos puede presumir, quizá, de ser una de las trabajadoras municipales que más veces ha cesado sin hacerlo. Su destitución fue anunciada y se llegó a publicar en los medios locales al menos dos veces. La segunda vez, fue el propio concejal de Economía, Rubén Rosón, el que aseguró que la medida ya estaba aprobada. Sin embargo, a día de hoy la trabajadora municipal sigue ocupando el mismo puesto, jefa de Turismo y Congresos, por más que los trabajos que tiene que desarrollar quedan a criterio de otros miembros de la plantilla introducidos en su organigrama.

Más conocido es el caso del Jefe de Prensa, que fue jefe de gabinete del anterior Alcalde, y que en la actualidad espera juicio por supuesta manipulación de un expediente en la contratación de personal por parte de una empresa que lleva la informática y las comunicaciones al Ayuntamiento. Ese juicio parte de una denuncia que formuló inicialmente Foro Asturias, pero, curiosamente, quien se mantiene personado en la causa y ejerce la acusación particular ahora es Somos Oviedo.

Este trabajador municipal no ocupa, además, su puesto. Está destinado en la Policía para hacer prensa y en la jefatura de prensa el Alcalde puso a otra persona.

No son los únicos casos. En muchas áreas se repiten las quejas de jefes de servicio que se sienten presionados o atacados. La nueva ley de contratos no ha venido tampoco a facilitar las cosas, y los funcionarios no quieren ahora responsabilizarse de las firmas de contratos menores. Para que la máquina funcione sólo les queda a los concejales tratar de llevar la acción de Gobierno con su firma por delante, respondiendo ellos, de esta forma, en solitario ante lo que pueda venir en el futuro. Es lo que hace, por ejemplo, el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos. Los roces no han hecho amigos.

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