"El pintor Alejandro Mieres llegó al dibujo de la mano del cómic; un tío suyo que era marino mercante se los traía, y él literalmente adoraba al héroe Flash Gordon". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Lucía Alperi, historiadora del arte y autora de una tesis sobre Alejandro Mieres, que intervino en la mesa redonda dedicada al artista, fallecido el pasado mes de febrero, organizada por Tribuna Ciudadana. "De esa forma, Mieres abrió los ojos a ese dibujo de imaginación que tanto cultivó", añadió.

"Mieres fue un artista poliédrico que hizo incursiones en artes como la poesía", resaltó Alperi, que a lo largo del acto mantuvo un diálogo con el pintor Bernardo Sanjurjo, que fue un gran amigo de Mieres. La orografía castellana y los paisajes rurales de la tierra en la que nació también influyeron de forma fundamental en la obra del pintor.

"Cuando conocí a Alejandro me di cuenta de que ni la gorra ni las gafas impedían entender su irónica mirada y su sentido del humor. La hospitalidad que quedó de relieve en la primera cita nos llevó enseguida a adoptar el tuteo", reveló Bernardo Sanjurjo.

Tanto Alperi como Sanjurjo hicieron mucho hincapié en la facilidad oratoria del artista. "Enseguida me di cuenta de que cada charla que tuviese con él sería una oportunidad para aprender", indicó Alperi. Sanjurjo también puso de relieve la conexión especial que tuvo con el artista. "Desde que le conocí disfruté de su amistad, talento, altas miras y virtudes", dijo Sanjurjo. "Para mí el arte es un pensamiento profundo, que es lo que conlleva que una obra tenga un argumento o no lo tenga", agregó.

Alperi y Sanjurjo se refirieron a Mieres como una persona entrañable, "un gran artista que hizo un gran camino personal y profundo".

Alejandro Mieres Bustillo nació en Astudillo (Palencia), el 19 de agosto de 1927, y falleció en Gijón, el 20 de febrero de este año. Tras pasar su infancia en Astudillo, se trasladó a Palencia, un lugar que le dejó una honda huella plasmada en sus cuadros, tal como reconocieron ayer Sanjurjo y Alperi.

Cuando finalizó la Guerra Civil se trasladó junto con su familia a Madrid, donde se estableció. En la Escuela de Orientación Profesional estudió los oficios de carpintería, hojalatería, ajuste y forja. También comenzó a dibujar y gracias a su peripecia completó su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Allí conoció a la que sería su mujer, Rosa María Velilla.

Después de vivir en París regresó a España para ejercer como profesor de Pintura durante cuatro años en Burgo de Osma y dos en Elche. En 1960 obtuvo la plaza de catedrático de Dibujo en el Instituto Jovellanos de Gijón.

También eran de sobra conocidas sus simpatías políticas, como destacado militante socialista. Llegó a tener diferentes cargos dentro del PSOE y la FSA. Otros de sus empeños fueron las labores de fomento de la divulgación de los trabajos de los artistas asturianos, siendo fundador y presidente de la Asociación de las Artes Visuales de Asturias. Entre los premios que recibió a lo largo de su vida destacan el primer Premio Nacional de Dibujo, el primer premio de Pintura en la Exposición Nacional de 1970; el de la Bienal de Zamora, en 1975; el premio de Pintura de la Fundación Selgas-Fagalde (1991) y la Medalla de Plata del Principado de Asturias, en 2016. Alejandro Mieres tiene una calle dedicada con su nombre en Gijón.