La crisis de Podemos, partido muy transversal pero con un índice de elasticidad muy pequeño; las inundaciones por lluvia en Asturias, con el destrozo casi definitivo de las vías de FEVE, que no dan más de sí; la empresa irlandesa que en el Aramo busca cobalto, el espíritu de la tierra, para el alma de los coches eléctricos; el rescate por parte de los mineros de Hunosa del cuerpo sin vida de Julen, que todos daban por vivo a afectos de conveniencia, de suspense, excepto un servidor que lo dio por muerto en la primera página, no tanto por la presencia del santón Juan José Cortés como la falta de suministro de agua al niño de Totalán, sin la que es imposible vivir más de 24 horas, y la falta de suministro de oxígeno, sin el que no hay quien resista cinco minutos; la autoproclamación de Guaidó, esperanza de Venezuela, el oxígeno que le da España, y un Maduro que huele a podrido. Basta para desayunar.