Este año se convocarán "entre 450 y 500 plazas más" de médicos internos residentes (MIR) que el año pasado con el objetivo de mitigar la escasez de facultativos que sufre la sanidad pública española, y en concreto algunas especialidades de la sanidad asturiana. Así lo anunció ayer en Oviedo Faustino Blanco, secretario general de Sanidad y número dos de la ministra María Luisa Carcedo, quien visitó el campus universitario del Cristo en los prolegómenos de los exámenes de acceso a plazas de formación sanitaria especializada de la convocatoria 2018-19, que se celebraron en toda España de forma simultánea.

En 21 localidades de toda la geografía nacional, un total de 35.114 aspirantes optaban a una de las 8.402 plazas de formación sanitaria especializada de la convocatoria 2018-19. De ellos, 2.460 estaban llamados a realizar el examen en Oviedo: 1.601 médicos, 692 enfermeras, 107 psicólogos, 23 biólogos, 16 químicos, 11 farmacéuticos y 10 radiofísicos. Anteayer, el Ministerio de Sanidad había difundido un comunicado según el cual el número global de plazas ofertadas había aumentado "casi un 5 por ciento respecto a la convocatoria anterior, afectando este incremento a todas las titulaciones".

Ayer, el gijonés Faustino Blanco indicó que para esta próxima convocatoria el Ministerio tiene previsto -con la colaboración de las comunidades autónomas- aumentar de nuevo el número de plazas en un porcentaje similar, y precisó que buena parte de este aumento se centrará en el apartado de médicos. A juicio del secretario general de Sanidad, más que de una carencia de médicos hay que hablar de una deficiente distribución de plazas y de especialidades. "Desde el Ministerio estamos trabajando en una mejora de la coordinación y la planificación, facetas que estaban un poco descuidadas", indicó Blanco.

El médico gijonés expresó la negativa del Ministerio de Sanidad a convertir en rutina la contratación de médicos que no se hayan especializado por la vía MIR. Esta medida ha sido adoptada por algunas comunidades autónomas, caso de Castilla-La Mancha, y ha sido criticada por los sindicatos médicos. "Puede ser una solución en casos extremos, pero no lo vemos como la fórmula adecuada; la estrategia debe consistir en un esfuerzo colectivo para defender la calidad del sistema y no caer en la improvisación", afirmó Blanco.