La iniciativa surgió a través de las redes sociales con un simple enunciado: "El río Nalón te necesita". Era una convocatoria abierta y más de medio centenar de personas decidieron que la mañana del domingo era el momento perfecto para disfrutar de la naturaleza y hacer, además, algo para conservarla. Se reunieron a las once de la mañana en el aparcamiento de la piscina municipal de Las Caldas y se dispersaron por la orilla del Nalón entre el puente que hay en esa zona y el puente colgante que se encuentra un poco más arriba siguiendo el cauce del río. Sus herramientas eran rudimentarias, unos guantes y unas bolsas de plástico, pero su tesón hizo que en apenas dos horas la "imagen apocalíptica" que se encontró al llegar uno de los voluntarios, Nacho Moriyón, diese paso a algo un poco más parecido a un entorno natural.

Personas solas, hombres y mujeres, familias con niños, jóvenes y mayores recogieron todo lo que pudieron, que no fue todo lo que encontraron ni lo que les hubiese gustado. También habrían necesitado más ayuda. Tanto Moriyón como otro de los voluntarios, Luis Castillo, apelaban a la colaboración de la Administración. "No estaría mal que hubiese venido alguien del Ayuntamiento para coordinar un poco todo esto, colocar unos contenedores o un camión para llevarse lo que recogemos", reclamaba el segundo.

Todos eran conscientes de que su labora de ayer no era suficiente. Sí era satisfactoria, pero la cantidad de plásticos y porquería acumulada a la orilla del río con las últimas riadas hacía imposible limpiarlo todo, aunque lo que hicieron se notó, y mucho. Sabiendo que no podrían con todo se planteaban la jornada como una llamada de atención, una reivindicación para que quien deba hacerlo se dé por aludido.

Muchos plásticos, ropa vieja, basura en general y hasta una sillita de coche para un bebé y una parrilla. Todo eso fue "rescatado" por las manos de los voluntarios a lo largo de la mañana de ayer y acumulándose en bolsas en la senda verde que recorre la orilla del Nalón en esa zona.

Las familias que acudieron con niños aprovecharon además esta acción para enseñar a los pequeños los valores de respeto y cuidado de la naturaleza que supone salir de casa un domingo casi primaveral, ponerse unas botas y unos guantes, coger una bolsa de basura y lanzarse a la orilla del río a sacar lo que no debería estar allí.