Un estudio publicado ayer por la revista "Nature Communications", con participación inglesa, alemana y española, ha permitido descubrir nuevos genes implicados en la aparición y desarrollo de linfomas B por procesos distintos a las mutaciones genéticas. En la investigación ha participado el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA), emplazado en Oviedo.

El linfoma de células B es el cáncer hematológico (tumor de células sanguíneas) más frecuente: afecta a 300.000 individuos nuevos cada año. Al igual que sucede con otras células en otros tipos de cáncer, en los linfomas las células de la sangre sufren muchas variaciones en su libro de instrucciones (su ADN) que hacen que pierdan el control sobre sus funciones.

Este tipo de variaciones pueden ocurrir directamente sobre las letras del ADN, las llamadas mutaciones genéticas, o afectar a la manera de leer o interpretar las propias instrucciones. Los investigadores identificaron un 74 por ciento de genes que no se encuentran en las listas de los afectados por mutaciones conocidas en los linfomas B.

Esta investigación se ha realizado en ratones utilizando unas herramientas moleculares denominadas transposones: fragmentos de ADN capaces de saltar de una región a otra del genoma. "Estos descubrimientos serán el punto de partida para estrategias encaminadas a personalizar el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento del cáncer hematológico más frecuente", destacó Juan Cadiñanos, investigador del IMOMA y uno de los colíderes del trabajo, que ha contado con el mecenazgo de la Fundación María Cristina Masaveu.