Dos millones de euros cogían polvo en la carga de una flota de camiones "secuestrada" en Turquía. En su casa, Sofía Nogueira (Oviedo, 1977), no podía dormir. Su empresa, la farmacéutica Pharmediq, se había endeudado con una entidad bancaria para dar un vuelco a su negocio y adaptarse a la crisis del coronavirus. Conseguir el crédito fue cosa de "tres días", traer los camiones, en cambio, costó un mes. El mismo banco que financió la accidentada compra, Caixabank, la acaba de nombrar ganadora de la fase territorial del Premio Mujer Empresaria 2020. Así, pasará a competir en la fase nacional antes de poder dar el salto a la internacional.

El premio reconoce su capacidad de adaptación al frente de una de las compañías punteras en el sector. Un mercado complicado, globalizado, y, últimamente y más que nunca, afectado por intereses políticos. Esos camiones secuestrados por el gobierno turco son la mejor prueba de ello. De un día para otro, Erdogan decidió paralizar todas las exportaciones. Y Sofía Nogueira y su socia, la farmacéutica gallega Patricia Antón, se pusieron en contacto con la embajada turca, con el Gobierno de España y con el de la Comunidad de Madrid para resolver la situación. Al final lo lograron y los camiones salieron y, desde entonces, no dejaron de llegar, principalmente a la comunidad madrileña. Echando la vista atrás, Nogueira calcula haber traído a nuestro país más de cien millones de mascarillas.

Cuando cuenta que el premio se lo dan en reconocimiento a su capacidad de adaptación, la empresaria habla de cómo ha mutado Pharmediq en los últimos meses. Fundada en el año 2009, la empresa dio un vuelco en el mes de enero. Entonces, Sofía Nogueira se encontraba en Dubai, en el congreso ArabHealth. Allí supo de la existencia de una nueva enfermedad que, muy pronto, se convertiría en su principal ocupación y preocupación.

Con la imparable expansión de la enfermedad, al poco tiempo pandemia, Pharmediq, que hasta entonces se dedicaba en un "noventa por ciento" de su actividad a la exportación, cambió radicalmente. Ahora, las cuentas de la empresa hablan de unas importaciones que suponen, justo, el noventa por ciento de su facturación. De vender material médico mayoritariamente en el resto de la Unión Europea y Oriente Medio, la farmacéutica asturiana se centró en encontrar proveedores estables que garantizasen un suministro constante de mercaderías a nuestro país. Así, dieron con las fábricas turcas, que Nogueira visitó por última vez el pasado lunes. Con una potente industria textil, el país multiplicó por diez su producción en material médico.

Superado el contratiempo político, las factorías turcas resultaron ser una fuente fiable de suministros de calidad. Y, hasta ahora, han garantizado buena parte del material de protección necesario para contener la pandemia. Según cuenta la CEO de Pharmediq, hay "muy pocas empresas que se dediquen a esto". Aunque en los últimos meses muchos han aprovechado estructuras logísticas ya instauradas para traer, también, material médico que responda a la demanda. La pandemia se ha convertido en una oportunidad de negocio. Nogueira no lo esconde. "Hay una situación de la que nos beneficiamos las empresas del sector, estamos en una posición muy buena", relata, aunque apostilla que "la labor social está ahí". También han puesto su trabajo al servicio de la sociedad.

Desde 2011 la asturiana también regenta Kosmediq, una empresa con la misma filosofía que la farmacéutica, pero dedicada a los cosméticos. Un equipo "dinámico, con ganas de crecer y capaz de adaptarse a cualquier situación", resume la ovetense. La farmacéutica, punta de lanza de las empresas de la asturiana, ya mostraba un crecimiento exponencial antes de que la pandemia se cruzase en su camino. En una década, la empresa fundada por las dos jóvenes ha pasado a contar con 25 empleados.