Corría el mes de agosto cuando el escritor Javier F. Granda decidió embarcarse en la aventura de viajar hasta Santiago por el Camino Primitivo, el mismo junto al que creció durante su niñez en Salas.

Las impresiones del recorrido se encuentran ahora en “Camino Primitivo. Derivas de pandemia”, un relato entre la realidad y la ficción del Camino de Santiago desde Oviedo en plena pandemia. La obra cuenta con la colaboración de la Fundación Valdés, de la Universidad de Oviedo, y ha sido editado por Alternativas.

El relato de Granda está precedido por un texto de presentación de Lauren García y otro de Ceferino Montañés, y dentro se accede a un álbum sonoro mediante un código QR. Precisamente ese documento sonoro es uno de los grandes baluartes de un libro que, sin ser un volumen de viajes al uso, da claves de lugares que Javier F. Granda interpreta con su particular estilo. “Me llama la atención el silencio que reina ahora en las aldeas; apenas quedan paisanos a los que preguntarles por historias de los lugares”, señala el autor e historiador. “La idea se me ocurrió en verano, cuando tras salir del confinamiento me di cuenta de que la única opción de viaje era moverme entre comunidades; me pareció interesante explorar este Camino que siento tan cercano”, añade.

El autor también sabía que se toparía de bruces con la España vaciada que aún conserva tesoros arquitectónicos y riqueza paisajística. “Es cierto que el paisaje también va cambiando porque hay menos cultivos y entre las construcciones se encuentran mejor y peor conservadas”, explica.

Las trece etapas tienen para el escritor un sonido propio que ha querido incorporar de manera que los lectores puedan también imbuirse de ese otro “paisaje”.

“Esas grabaciones de campo también las presentaré el próximo día 16 en un congreso de jóvenes investigadores e historia organizado por la Universidad de Salamanca. “Uno de los sonidos que ya no percibimos es el de las campanas, que han dejado de tañer; dentro de cincuenta años todo será diferente”, señala. “Empecé a encontrarme con peregrinos en Arzúa (La Coruña), adonde llegaba gente procedente de León; me alojé en hostales y hoteles y sellé las credenciales en Santiago”, agrega. También se encontró historias como la del joven argentino que acabó viviendo en Galicia, o la del canelé, un dulce gallego que llegó de Francia y que dio lugar a un cuento dentro del libro.