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La gesta del “invicta y heroica”

García Fernández analiza la propaganda franquista que convirtió la ciudad en mártir para borrar la imagen de una “Asturias roja”

Los civiles huyen por Uría en 1936, durante un bombardeo sobre la estación del Norte de Oviedo. | Florentino López / Muséu del Pueblu d’Asturies

José García Fernández no puede evitar una exclamación al comentar la confusión del ministro de Universidades, Manuel Castells, que este jueves, en una comparecencia ante el Senado, confundió al rector Alas, fusilado durante la Guerra Civil, con su padre, el escritor Leopoldo Alas “Clarín”. “Es algo muy sintomático de la necesidad de un buen conocimiento histórico y de una buena recuperación de la memoria democrática: si hasta un ministro es incapaz de disociar la figura de Clarín de la de su hijo, evidentemente algo nos está pasando”, reflexiona. Precisamente, a estos dos objetivos dedica el historiador su nuevo libro, “Ruta de la Guerra Civil en Oviedo. La construcción de la Gesta”, un estudio editado por KRK y la Fundación Juan Muñiz Zapico en el que José García Fernández analiza, por un lado, la evolución de la contienda en la capital asturiana a través del estudio de sus principales escenarios y sucesos, entre ellos el fusilamiento del rector Alas, y por otro la intensa campaña propagandística, iniciada nada más que terminó la guerra en el Norte, para armar el relato de la ciudad “invicta y heroica” y desterrar la visión de una Asturias “roja”.

La torre de la Catedral, semiderruida en 1938. | Florentino López / Muséu del Pueblu d’Asturies

En la primera parte de su estudio, José García Fernández, catedrático jubilado de instituto (su último destino fue el IES Aramo), compone un relato de la contienda en Oviedo a través de una ruta similar a las que preparaba para sus alumnos. Estos escenarios bélicos responden a tres categorías que sintetizan todo el desarrollo de la guerra. Por un lado están los escenarios de la sublevación, aquellos lugares en los que se produjeron los hechos clave que determinaron la caída de Oviedo en manos de los insurgentes tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. El Gobierno Civil (la actual Jefatura de Policía), la estación del Norte o el convento de Santa Clara, donde se localizaba el cuartel de los guardias de asalto, son algunos de estos espacios.

Por otro, están aquellos lugares que fueron escenarios de combates bélicos o de hechos de especial relevancia durante la contienda. Son ubicaciones como la calle Independencia o las fortificaciones de Las Matas, pero también la Universidad de Oviedo. Por último, José García Fernández recorre los escenarios de la represión, como la cárcel, donde fusilaron al rector Alas el 20 de febrero de 1937, o el cementerio del Salvador.

La aportación más novedosa del ensayo se concentra en su segunda parte, en la que José García Fernández analiza cómo se construye el relato de la “Gesta de Oviedo”. “Hay un combate intelectual en el que se demuestra que la postura de los franquistas no es unánime. Es algo que se ve por ejemplo en la figura de Jovellanos, que los elementos más reaccionarios lo consideran un antecedente de Belarmino Tomás, formando el ‘hilo rojo’ de la idea que tenían de Asturias. Como Jovellanos es una figura muy polivalente, también por su posicionamiento junto a los patriotas en la guerra de la Independencia, eso dio pie a que se le ‘salvara’ para la causa franquista. Pero esto da idea de la visión que había de Asturias: se la categorizó de ‘roja’ con trazo grueso a raíz de Octubre del 34, que contaminó la visión de Asturias para todas las derechas”, explica García Fernández.

José García Fernández, ayer, en la plaza de la Gesta. | Irma Collín

José García Fernández, ayer, en la plaza de la Gesta. | Irma Collín

El proyecto de rectificar esta idea de Asturias motivó la creación de una especie de “lobby”, así lo describe García Fernández, formado por figuras preeminentes de la región, muchas de ellas residiendo fuera, que dirigió sus esfuerzos a mejorar la imagen de Asturias de cara al régimen. “Centrarán sus esfuerzos en difundir la defensa de Oviedo como una gran gesta de Asturias”, relata García Fernández, que documenta el apoyo de intelectuales como José María Pemán y la aportación clave del conocido “charlista” Federico García Sanchiz. Convertido en auténtico propagandista de la ciudad, que incluso le nombraría “hijo adoptivo”, García Sanchiz difundió el relato de la defensa numantina de Oviedo en una presentación, análoga a lo que hoy sería un monólogo, con la que giró primero por toda España y posteriormente por Latinoamérica.

En paralelo, desde la ciudad se hizo un gran esfuerzo para difundir “la gesta”. Se editaron libros y postales, se impulsaron estudios sobre la defensa de la ciudad y se distribuyeron cascotes de edificios emblemáticos, caso de la Catedral, que se vendían como auténticas reliquias. Oviedo, además, se incorporó como etapa clave en las “Rutas de Guerra” por el Norte, unos itinerarios turísticos que se hacían en coche o autobús. “Era la etapa clave, donde se veían realmente los estragos de la guerra. Bilbao era la ciudad industrial, y Santander una zona más de veraneo, pero Oviedo era el escenario bélico por antonomasia, con el 75% de las edificaciones de la ciudad destruidas. Aquí podían ver un escenario bélico en vivo y en directo, y era lo que más les impresionaba”, relata García Fernández. Incluso se abrió un Museo de la Guerra en los terrenos que hoy ocupa el Seminario.

Todo este esfuerzo empezó a calar y Oviedo se afianzó como el emblema de la implicación de Asturias en la causa franquista. Gracias también a aliados como Ramón Serrano Suñer, el “Cuñadísimo”, que en marzo de 1938, cuando era el todopoderoso ministro del Interior (después denominado “de Gobernación”), otorgó a Oviedo el título de ciudad “Invicta y heroica”. “Es un vestigio que nos queda hoy, ahí sigue. Parece que nos olvidamos de ello cuando hablamos de memoria histórica. Pero pasa también con el pendón de Oviedo, que sigue en un lugar de honor en el Ayuntamiento, dentro de una vitrina”, concluye José García Fernández.

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