Veinticinco años no son nada, así los celebra el Auditorio de Ovido

Un monumental "Requiem" de Verdi, a cargo de Oviedo Filarmonía y "El Léon de Oro" centró las celebraciones

Un momento del concierto de anoche en el Auditorio.

Un momento del concierto de anoche en el Auditorio. / Analía Pello

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

La de anoche era, sin duda, una velada especial. Una de las citas ineludibles para cualquier melómano de la capital del Principado marcada por la monumental "Misa de Réquiem" de Giuseppe Verdi que figuraba en el programa. La ocasión, al margen de su gran atractivo artístico, servía también para conmemorar una doble efeméride: por un lado, las bodas de plata que, exactamente hoy, alcanza el Auditorio Príncipe Felipe; por otro, la interpretación de la obra verdiana que -si bien programada para 2020 y cancelada debido a la pandemia- en menos de un mes cumplirá 150 años de su estreno.

Un momeno del concierto de anoche en el Auditorio. | Analía Pello

Un momeno del concierto de anoche en el Auditorio. | Analía Pello / J. Mallada

A tal efecto, para esta velada de unos "Conciertos del Auditorio" -ciclo organizado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo que cuenta con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA- que ya encaran la recta final de la temporada, se congregaron sobre el escenario algunas de las formaciones más queridas por los asturianos, como la Orquesta "Oviedo Filarmonía" o el coro "El León de Oro", reforzado por algunos integrantes del "Joven coro de Andalucía", otra de las agrupaciones que dirige Marco Antonio García de Paz. No es de extrañar, por tanto, el aspecto que presentaba el auditorio, quedándose a menos de un centenar de localidades de registrar otro lleno en la presente campaña.

A la orquesta y el coro se sumó un cuarteto solista excepcional y muy equilibrado, destacando especialmente la mezzo Ekaterina Semenchuk. La bielorrusa, con una voz muy redondeada, utilizó toda la amplitud de su tesitura para rubricar un papel excepcional. Por su parte, la soprano Dinara Alieva, también convenció gracias a su expresividad, jugando con el volumen en unos pianísimos inverosímiles.

En cuanto a las voces graves, el tenor René Barbera sustituyó a Joseph Calleja -aquejado de una afección laríngea- con unos resultados excelentes y un lirismo espectacular. El bajo azerbaiyano Maharram Huseynov también desempeñó su papel con mucho acierto, fiándolo todo a su poderoso y atractivo timbre.

Lucas Macías, titular de la OFIL, comandó a los músicos con mucha inteligencia, apoyándose en una orquesta muy flexible y bien trabajada, de sonido aterciopelado, y en un coro siempre afinado, balanceado adecuadamente en cada una de sus cuerdas y con una proyección excepcional.

Tras hora y media de una extraordinaria velada musical, el público despidió a los protagonistas con numerosos aplausos y gritos de "¡Bravo!".

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