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Otras formas de crear salud, las terapias de una clínica de Oviedo especializada en autismo

Cuatro amigas y colegas abren, en plena crisis sanitaria, un centro terapéutico multidisciplinar

Las terapias ocupacionales, el apoyo educativo y la logopedia, en ascenso tras la pandemia

Las terapias ocupacionales, el apoyo educativo y la logopedia, en ascenso tras la pandemia Elena Vélez

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Las terapias ocupacionales, el apoyo educativo y la logopedia, en ascenso tras la pandemia C. L.

Durante los meses de pandemia, muchos de los niños sin terapias ni formación especializada comprobaron que habían perdido calidad de vida al regresar a las clínicas. Capacidad de comunicación. Movilidad. Ahora, cada paso es un logro que emociona. Así lo cuentan un grupo de jóvenes que decidieron tirarse a la piscina en el mes de enero montando un centro que dicen que es “único” por abordar la salud desde una perspectiva “multidisciplinar” y cercana. Saben que se atrevieron a montar un negocio en el “peor momento”, pero también en el más necesario. Tras los meses de encierro, la fisioterapia, la logopedia, la terapia ocupacional y la pedagogía adaptada son “imprescindibles”. Y eso es lo que ofrecen para niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista), pero también para todo tipo de pacientes con desórdenes neurológicos. Allí, cuentan, cada movimiento, aprendizaje o mejoría, por pequeño que sea, es un logro “inmenso”. Que un paciente que antes no podía mantenerse de pie, consiga estarlo durante un minuto. Que otro consiga atarse los cordones. Un niño que consigue coger un lápiz o que empieza a ser capaz de comunicarse...

De izquierda a derecha, Tania Lorences, Lucía Rivero y Sandra del Rey. | Irma Collín

La idea de su clínica, explican, es ofrecer un tratamiento completo a los pacientes. Lucía Rivero es fisioterapeuta, Sandra del Rey logopeda, Mara Rodríguez es terapeuta ocupacional y Tania Lorences maestra de pedagogía terapéutica. Explican que no todos los pacientes necesitan que actúe el equipo al completo, pero esa es la norma. Ir integrando los distintos conocimientos que poseen. Aunque la cosa va más allá. Y, la salud, explican, no es solo medicación. Desde el centro también plantean terapias de grupo que van desde la conciliación, con talleres que ofrecen en periodos festivos, o “salidas” con pacientes adolescentes para que “hagan vida normal con un grupo de amigos”, explica Tania Lorences antes de irse con un niño que acaba de entrar en la clínica. Entre los servicios que ofrecen, dada esa voluntad de abarcar todo lo posible para mejorar la vida de los pacientes, la pedagoga también ayuda a los más pequeños con sus tareas.

Lucía Rivero explica que, a sus ojos, este es el oficio más gratificante del mundo. “Aunque haya gente que no lo entienda, porque también vemos cosas que son muy duras”, relata, haciendo referencia a dolencias neurológicas graves. Pero, según sus palabras, cada mejoría es “una victoria” y es algo que ya empiezan a ver, aunque sea “muy poco a poco”. Es otro paso más para ir recuperando la normalidad.

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