«Siento que tengo el deber de llevar el arte hasta el público y transmitir la música». Martín García (Gijón, 1996) convirtió ayer el Club Prensa Asturiana en una sala de conciertos tocada por su talento y su sencillez. De ella, y de su pasión por el piano, dejó constancia en una sesión dirigida especialmente a los jóvenes que piensan que la música clásica no es para ellos.

Nada más lejos de la realidad. a juicio del gijonés. Sin obviar los sacrificios personales que exige estudiar música y sin ocultar que también ha tenido momentos de flaqueza, en un camino que le llevó a formarse en Gijón, Madrid y Nueva York, el pianista, ganador en 2021 del Concurso de Cleveland, alentó a los niños a formarse en una materia que les acompañará toda su vida. Lo hizo en una conversación con María Ablanedo, vicepresidenta de la Fundación Musical «Ciudad de Oviedo» y profesora del Conservatorio Valle del Nalón, y el periodista Pachi Poncela. La charla culminó con un vals de Chopin, uno de sus compositores favoritos y el preferido del público japonés, que le adora. «Me quieren, pero sobre todo aman a Chopin, porque en él encuentran el alma que les cuesta expresar». Con 5 años, García ya estudiaba en la escuela Tchaikovsky con Natalia Mazoun. En la Escuela Reina Sofía trabajó con Galina Eguizárova, de la escuela pianística rusa. Posteriormente asistió a la Mannes School of Music de Nueva York con Jerome Rose. Mañana, a las 19.00 horas, ofrece un concierto en el Auditorio dentro de las jornadas de piano «Luis G. Iberni».