Patrimonio paraliza las peatonalizaciones del Oviedo Antiguo por el tipo de piedra prevista

El Ayuntamiento sacó a concurso las obras con granito gris y Cultura manda que se conserve la caliza rosada utilizada en todo el entorno

Cuesta, Canteli y Latierro repasan el proyecto, en una imagen de archivo.

Cuesta, Canteli y Latierro repasan el proyecto, en una imagen de archivo. / LNE

Chus Neira

Chus Neira

Casi tres años después de los primeros anuncios para extender las peatonalizaciones en el entorno del Antiguo de Oviedo, las calles siguen a la espera de las obras que hagan efectiva unas restricciones que hoy solo establecen algunas señales verticales. A pesar de que el Ayuntamiento ya había puesto en marcha el concurso para adjudicar las obras que iban a cambiar la cara del primer eje de calles –el que discurre por Mendizábal, Ramón y Cajal y Pozos–, un informe de patrimonio mantiene paralizada la licitación. Cultura ha informado favorablemente los trabajos pero ha puesto unas condiciones que obligarían a modificar todo el concurso y reiniciar el expediente. En vez del granito gris que se solicitó en el pliego técnico para las zonas peatonales, Patrimonio pide que se conserve la calizada rosada utilizada en el entorno para mantener "la unidad compositiva".

En ese dilema, el de volver a lanzar la licitación o negociar con Patrimonio y exponer que otras calles del Antiguo, como el eje de Cimadevilla o el de los cuatro cantones, en la intersección entre Santa Ana, Mon, Canóniga y San Antonio, mantienen el granito gris para el área peatonal, la renovación de ese nuevo recorrido parece condenada a quedar paralizada hasta después de las elecciones. La del material empleado no es, en realidad, la única pega que pone Patrimonio, que a pesar de aprobar el proyecto añade tantas condiciones que hace difícil su cumplimiento.

El problema se agrava en tanto que la demora en contestar al proyecto del Ayuntamiento hizo que el informe de Cultura llegara con el concurso para adjudicar las obras ya en marcha, y que las empresas que participaron lo hicieron con una estimación de coste de materiales que ahora se modificaría sustancialmente con las nuevas exigencias.

Patrimonio, además, del tipo de piedra –caliza rosada para la zona peatonal y pavimento de adoquín de caliza maquina color negro y/o losas de piedra de granito de color gris para el carril de tráfico restringido– reclama también que se ponga atención a otro tipo de cuestiones. Así, pide "minimizar" los aparcamientos en superficie, en concreto las áreas reservadas para carga y descarga, eliminando la prevista en la Plaza de Riego por ser considerada "de alto impacto" y provocar "una barrera visual".

Además, también reclama que se eliminen las marcas de señalización de zonas y viales pintadas sobre el pavimento, para proteger la zona, es decir, que se supriman los pasos de cebra, que juzga innecesarios "al proyectarse un pavimento diferenciado y delimitado, y señalética elevada".

El informe incluye también una serie de recomendaciones para mejorar la integración de la zona y eliminar algunas barreras visuales, pero también llama la atención sus sugerencias respecto a la plaza Porlier. El proyecto del Ayuntamiento incluía, tal y como adelantó en su día este periódico, la recuperación una farola decorativa que presidió la zona. Patrimonio destaca que aquel elemento tuvo apariencia de fuente, pero "parece que nunca funcionó como tal, siendo una farola de piedra con un innovador (en su época) sistema de iluminación que podía cambiar de color". A pesar de que el Ayuntamiento planteaba la posibilidad de recuperar ese elemento con una imitación, Patrimonio destaca que la farola estuvo en el centro de la plaza desde 1929 hasta 1993 y que hay una posibilidad de que siga existiendo en los almacenes municipales, "sitio al que parece que se trasladó en 1993, según cuentan las crónicas de la época", detalla el informe. De no aparecer la farola, pide que la reproducción del diseño original, aporte "documentación histórica y descriptiva así como de su funcionamiento, planos que incluyan planta, dimensiones, diseño de elementos decorativos y datos constructivos, necesarios para su correcta ejecución, y también para la valoración de la propuesta".

Con todas esas exigencias, parece difícil que el Ayuntamiento pueda rehacer en un plazo razonable la licitación de los trabajos y ponerlos en marcha. Inicialmente estaba previsto que las obras durasen cuatro meses y el precio de licitación, con impuestos, partía de 1,37 millones. Según aquel proyecto, el área de Infraestructuras establecía dos puntos para hacer efectivo el control del tráfico, restringido a residentes y autorizados, con sendos bolardos retráctiles que se activarían con una llave y quedarían instalados al inicio de las calles Mendizábal y Ramón y Cajal y la zona para el acceso de vehículos autorizados quedaría reducida a la mitad del ancho actual.

Este iba a ser la nueva extensión de las peatonalizaciones del Antiguo a la que estaba previsto que siguieran las de Paraíso y Fruela, sin modificar en su aspecto pero con señales que restringen su acceso en al actualidad.

Suscríbete para seguir leyendo