Cristina Campos: "Las mujeres, a diferencia de los hombres, no separan sexo y sentimiento"

La finalista del premio "Planeta" entusiasma en las Tertulias del Campoamor desnudando la intimidad de "Historias de mujeres casadas"

Cristina Campos y Elena Fernández-Pello, de espaldas, ayer, en el teatro Campoamor. | Luisma Murias

Cristina Campos y Elena Fernández-Pello, de espaldas, ayer, en el teatro Campoamor. | Luisma Murias / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Un vendaval editorial alborotó ayer el Salón de Té del Teatro Campoamor. Cristina Campos, finalista del último premio "Planeta" con sus "Historias de mujeres casadas", habló a corazón quitado durante más de una hora con la periodista de LA NUEVA ESPAÑA Elena Fernández-Pello dentro del ciclo literario "Tertulias del Campoamor". Después de pasarse el día encerrada en el hotel "más sola que la una" (tormenta obliga), Campos encaró el acto como un desahogo comunicativo: "Me conmueve que haya tanta gente con este temporal. Caballero, no se quede tan atrás, siéntese más cerca de la mesa...", sugirió a un espectador de la última fila.

Y es que Campos, después de 170 presentaciones en los últimos meses, domina el escenario con soltura. Sin duda, ayuda su larga experiencia trabajando para el cine. Incluso superó con garbo un lío de vestuario con el jersey y el micrófono. "Soy un poco payasa", advirtió entre risas y sin prisas.

El cine le causó alguna decepción (vaya chasco conocer a Sean Penn) y alguna experiencia poco gratificante sobre la que rogó silencio. Tiene claro que solo venderá los derechos de su última novela si aceptan que ella esté en el proyecto. O nada. Humilde, admitió que no es "una gran escritora", "soy una autora hábil que habla de algo de lo que se habla poco, o nada". ¿Qué es? "La intimidad femenina desde la verdad. La mayoría de mis amigas saben que el deseo sexual se desvanece en el matrimonio, y es una putada. Pero, a diferencia de los hombres, son incapaces de llevar una doble vida, ellos diferencian entre sexo y sentimiento". Y se explayó con esas fronteras tan íntimas: la culpa es de la testosterona. "Que nubla. Correrse sin sentir solo puede ocurrir si la tienes a unos niveles muy altos. A partir de los 55, el hombre empieza a feminizarse. La andropausia, ya sabéis".

Hay sexo explícito en su obra, "pero no es erótica". "Me daba miedo cruzar esa línea tan fina entre el intimismo y ‘Cincuenta sombras de Grey’. Mi novela habla de mujeres de mediana edad que saben lo difícil que es desnudarse ante alguien que no es tu marido. ¿Os leo un poco? ‘Estoy desnuda, tumbada sobre el pecho del hombre al que amo...". Amor al desnudo, desnudo amor.

Como a la entrada del salón había libros a la venta no se privó de aconsejar el suyo: "Es una novela muy bonita que llega al corazón, un ejercicio de introspección para conmover". Son historias de amigas que ha ficcionado. Defiende el matrimonio pero habla también "del tedio y la rutina". Dio un consejo: "Quien quiera tener un amante, que busque uno en la ficción o que no viva en la misma ciudad".

Después de tanta presentación ("y me queda un año"), Campos sabe enganchar: "En la primera decía simplemente que mi novela habla de la infidelidad femenina". Ahora los horizontes se han ampliado y habla de muchas más cosas. Se inspira en sus amigas pero lo cambia todo para que no se den cuenta, se cobra "pequeñas venganzas", ríe, llora y se excita cuando escribe. Impartió un taller exprés sobre escritura. Tomen nota: planteamiento, nudo y desenlace. Eso es la estructura. Tres actos. Y en cada uno, "un giro, una patada al lector para que quiera seguir leyendo. Y, al final, clímax y anticlímax". Avisa: "Manipulo a los lectores. No hay una coma al azar. Y retraso lo más que puedo el momento de escribir". Antes, mucha preproducción. Luego, "escribo lo más rápido que puedo y, al final, pinto y coloreo para embellecer el lenguaje. El fragmento que os leí me llevó un mes para excitar y hacer llorar, un orgasmo de ocho páginas". La experiencia es un grado más de temperatura para el placer: "Es mejor el sexo con 45 años que con 25, porque conoces tu cuerpo". Y una confesión antes de ponerse a firmar libros: "Me da miedo aburrir". Ayer, desde luego, no aburrió a nadie.

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