Culetes a un euro para turistas en Oviedo: "Quieren probar la sidra pero no se atreven con la botella entera"

La novedosa oferta de un hostelero del Antiguo triunfa entre los visitantes

Carlos González escancia un culete a la puerta de su sidrería de la calle San Vicente. | Irma Collín

Carlos González escancia un culete a la puerta de su sidrería de la calle San Vicente. | Irma Collín

Irene Suárez López

"Un culete de sidra por un euro". Esta es la frase que ha dicho más veces este verano Carlos González, hostelero y dueño de la sidrería Yaya, en el Antiguo, que está triunfando con su innovadora y pionera propuesta entre los turistas que se pasean por la capital asturiana. "Creo que es la idea más impactante que he tenido", se atreve a decir.

Todo comenzó un mes después de que González abriera su negocio en la calle San Vicente a finales de abril. "Los turistas me caen dentro del bar porque el autobús para justo aquí al lado", expresa. "Quieren probar la sidra, pero no se atreven con la botella entera, así que se me ocurrió ofrecerles esta alternativa", añade el chigrero de Blimea, que lleva más de treinta años en el mundo de la hostelería en la Cuenca del Nalón y conoce de primera mano lo laborioso que es trabajar con la bebida autóctona asturiana.

Tras una visita a la ciudad de "La Regenta", y mientras esperan la llegada del autobús, lo que más apetece a muchos turistas es degustar el caldo por excelencia de la región, escanciado, brazo en alto, como manda la tradición asturiana. Ahí es cuando entra en juego la estrategia de negocio de González. "Vendo más vasos que botellas", sostiene.

La idea gusta mucho a los que vienen de fuera de Asturias, pero no tanto a los locales. "Muchos asturianos me preguntan cómo se me ocurre vender la botella por culetes", confiesa el hostelero, que tiene clara la respuesta, pues para él la sidra es una bebida que hay que "ir adaptando a los tiempos". "Igual que hace años, cuando las mujeres empezaron a hacer sociedad en los bares, se escanciaban doce culetes en vez cinco, si ahora hay gente dispuesta a comprar culetes sueltos, ¿por qué no dárselos?", reflexiona en voz alta, sabedor de la existencia de voces críticas con su idea. Algunos consideran que el precio por culete es excesivamente caro, mientras que otros piensan que la manera de comercializarlo rompe con la tradición de consumir esta bebida por botellas.

La sidrería abre de miércoles a domingo únicamente en horario de mañana y mediodía para dar comidas. "Algunas veces abro también viernes o sábado por la tarde, pero no suelo", comenta el dueño, satisfecho con el volumen de ventas alcanzado durante su limitado horario de atención al público. Afirma que el 90 por ciento de su clientela son turistas.

"Por aquí pasan personas de todas partes del mundo. Americanos, franceses, muchos alemanes, ingleses y también españoles, sobre todo, de Murcia y Andalucía", relata, al tiempo que añade que la sidra tiene éxito al 50 por ciento. "Hay algunos que la consideran muy ácida porque están acostumbrados a la de El Gaitero y a otros les encanta, más a los hombres que a las mujeres".

Carlos González escancia un culete a la puerta de su sidrería de la calle San Vicente. | Irma Collín

Carlos González escancia un culete a la puerta de su sidrería de la calle San Vicente. | Irma Collín / Irene Suárez López

Si bien la oferta de culetes a un euro se limita principalmente al cliente foráneo, Carlos González aclara que también dispone de botellas a 3,5 euros, precio habitual en otras sidrerías carbayonas. Asimismo, en su catálogo de productos dispone de estuches de dos botellas más un vaso por 8 euros, que suelen tener gran éxito entre quienes quedan cautivados por el sabor de la sidra tras probarla a través de la novedosa propuesta.

Además, el emprendedor ya tiene en mente su próxima estrategia: el servicio a domicilio. Aunque, su negocio iba a ser únicamente para la campaña de verano, el inesperado éxito de los culetes a un euro le anima a ir más allá. "Cuando pase San Mateo, quiero servir comida para llevar, sobre todo, el cachopo, que es la especialidad de la casa, para que la gente sólo tenga que calentarlo y a comer", afirma el emprendedor, que reconoce haber encontrado una especie de gallina de los huevos de oro en los culetes de sidra.

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