"Estamos destrozados, era expertísimo", señala uno de los acompañantes del ovetense que se despeñó en una ruta en León

El varón, de 73 años y vecino muy conocido en San Claudio, falleció tras caer desde una altura de 70 metros cuando descendía el pico Niajo, en Sajambre

Agentes de la Guardia Civil, durante el rescate del cadáver. En el recuadro, Toño Fernández, en una foto tomada durante la ruta que le costó la vida.

Agentes de la Guardia Civil, durante el rescate del cadáver. En el recuadro, Toño Fernández, en una foto tomada durante la ruta que le costó la vida. / G. C. / LNE

En San Claudio no se hablaba ayer de otra cosa. Antonio Fernández Llanes, vecino de 73 años de la localidad, muy conocido por su carácter vitalista y gran sentido del humor, había perdido su vida haciendo lo que más le gustaba: montañismo. Nacido en Amieva, pero casado y afincado desde hace décadas en la localidad ovetense, falleció tras caer desde una altura de 70 metros cuando descendía el pico Niajo, en el concejo leonés de Ribota de Sajambre, al que se había desplazado con otras dos personas. "Estamos destrozados. Era el que más controlaba, era expertísimo", comentó a LA NUEVA ESPAÑA Marcial García, uno de los acompañantes del fallecido, cuyo cadáver fue rescatado en torno a la una de la mañana del viernes por agentes de la Guardia Civil.

Los tres amigos se citaron a las siete de la mañana del pasado jueves para iniciar una de sus habituales escapadas a la montaña cantábrica "Era la primera salida que hacíamos desde octubre, con vistas a seguir a partir de ahora repitiendo cada siete días", indicó García sobre el punto de partida de la jornada montañera.

El grupo llegó en coche a Ribota a las nueve de la mañana tras realizar unas paradas para desayunar y comprar víveres de cara a la vuelta. Desde allí iniciaron la marcha a pie. Todo iba bien. Toño demostró una vez más que, pese a ser el más veterano del grupo, presentaba el mejor estado de forma. "Subió mejor que ninguno", aseguró García. 

Todo se torció cuando, pasada la una de la tarde, el cielo se ennegreció y empezó a caer agua. "Empezó a llover muy fuerte, renunciamos a crestear y dimos la vuelta porque la cosa se ponía fea", continúa relatando el amigo y compañero de fatigas del fallecido. Según su descripción, en el camino de vuelta, improvisado para tratar de atajar, "había mucha piedra, la hierba estaba alta y se resbalaba muchísimo". 

Toño iba por delante con unos seis metros de ventaja sobre Marcial. Cuando llevaban entre 200 y 300 metros de descenso lanzó un mensaje de alerta a sus compañeros. "Está bastante mal. Es mejor que bajéis por el otro lado. Yo seguiré por aquí", recomendó a sus inseparables Marcial y Rafa. 

Eran las dos de la tarde. Toño tomó una ruta de descenso hacia la izquierda y sus compañeros siguieron por la derecha. "Le sugerimos que subiera para juntarse a nosotros, pero nos calmó diciendo: ‘ya sabéis como soy yo’", relata el montañero. 

Las alarmas se encendieron a las 16.30 horas, cuando Marcial y Rafa llegaron al coche y Toño no aparecía, a pesar de haber tomado un trazado, a priori, más corto. Llamaron a su teléfono pero su compañero no respondía. Mantuvieron la fe en su gran destreza montañera hasta las 17.15 horas, momento en el que decidieron dar aviso al 112. 

Tiempo después llegaron hasta el lugar dos equipos del grupo de montaña de la Guardia Civil de León. Analizaron la situación y reclamaron refuerzos. Los amigos de Toño aportaron las pistas y los agentes pusieron en marcha un amplio dispositivo de búsqueda. El cuerpo sin vida fue finalmente localizado por la noche y trasladado de madrugada para realizarle la autopsia. 

Las primeras investigaciones apuntan a una caída involuntaria desde 70 metros de altura, seguramente propiciada por las inclemencias meteorológicas y el mal estado del terreno de una ruta de unos 1.200 metros de desnivel. En la caída, el experimentando montañero perdió el móvil, el chubasquero, la mochila y otros complementos. El accidente resultó fatal.

Desde primera hora del viernes los comentarios sobre el trágico suceso se repetían en todas las calles de San Claudio. En el bar, en las tiendas todo eran comentarios sobre la fatal pérdida de Toño. "Se ganaba a la gente muy rápido. Hasta quienes venían de nuevas a vivir lo conocían rápidamente", comenta una vecina. 

Su viuda, Conchita Vázquez, es presidenta de la asociación de amas de casa de San Claudio. Fernández deja también dos hijos, Alberto y Arancha, así como tres nietas: Nerea, Leyre y Sheyla. La capilla ardiente está instalada en la sala 8 del tanatorio de El Salvador, donde hoy tendrá lugar una celebración de la palabra a las cinco de la tarde.

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