Misterioso y horrendo crimen en Gascona: Jorge Ordaz resucita a Feijoo, Gil de Jaz y el doctor Casal en su novela de misterio "La sacavera"

El escritor viaja hasta el siglo XVIII porque considera que "no hay siglo más esplendoroso que ese para Oviedo, al margen de cuando era capital del Reino de Asturias"

Ordaz, a las puertas del edificio histórico de la Universidad de Oviedo.

Ordaz, a las puertas del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. / LNE

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

El escritor Jorge Ordaz iba a ambientar su nueva novela en Oviedo, pero un gran problema flotaba sobre las páginas aún en blanco. Tenía que buscar un tiempo histórico donde la narración pudiera discurrir sin la pesada sombra que "La Regenta" de Clarín proyecta sobre esa geografía literaria donde se han ido edificando todos los Oviedos novelescos. "Clarín nos lo ha puesto muy difícil a los que hemos venido detrás. Cualquiera que se ponga hoy a escribir la novela de Oviedo tendrá esa sombra, esa losa encima, la comparación con ‘La Regenta’. Así que yo hice una maniobra de escapatoria y me fui a un tiempo anterior, al siglo XVIII, que a mí además me resulta muy interesante porque es el siglo donde las luces y las sombras entran en un debate continuo", explica Ordaz (Barcelona, 1946), novelista y profesor jubilado de Geología de la Universidad de Oviedo.

De ese viaje al siglo XVIII, en concreto al año 1750, surge "La sacavera" (Ed. Pez de Plata), novela breve, con crimen, pizca de humor y de lectura ligera que saca el nombre de esa especie de salamandra tan carbayona, autóctona del entorno de la Catedral y de las Pelayas. En momentos clave de la narración, el anfibio asoma como anuncio de la siniestra superstición, enemiga de uno de los protagonistas destacados del texto, el padre Feijoo.

Ordaz, miembro del Instituto Feijoo, quería reivindicar la figura del benedictino orensano, cuya potencia intelectual convirtió a Oviedo en una referencia cultural internacional gracias a la extraordinaria difusión que tuvieron sus obras en Europa e Hispanoamérica. "Habría que reivindicar su figura un tanto olvidada hoy. Ni siquiera Jovellanos representó tanto fuera de España como Feijoo", afirma Ordaz. Por cierto, el ilustrado gijonés hace un cameo en "La sacavera": aparece como un niño más bien repunantín que acude a Oviedo a hacer unas compras de la mano de su padre.

Misterioso y horrendo crimen en Gascona

Un ejemplar de la salamandra autóctona de Oviedo. / LNE

Ordaz viajó hasta el siglo XVIII porque, además, considera que "no hay siglo más esplendoroso que ese para Oviedo, al margen de cuando era capital del Reino de Asturias. Luego ya nos tendríamos que ir a los finales del XIX, con el Grupo de Oviedo". Y, dentro del siglo XVIII, justo eligió ese año porque en 1750 "es un momento especialmente brillante, coincidieron en la ciudad tres personajes claves: uno era Feijoo, otro era el doctor Gaspar Casal (considerado el primer epidemiólogo español) y el tercero era el regente Isidoro Gil de Jaz (impulsor del hospicio y hospital de huérfanos, edificio que hoy ocupa el hotel de la Reconquista)".

Los tres aparecen como personajes en "La sacavera" y dos de ellos, Feijoo y el doctor Casal, estuvieron a punto de convertirse en un remedo de Holmes y Watson en la ficción de Ordaz, pero finalmente el paralelismo le pareció "muy evidente" y el escritor optó por hacer una novela coral donde la propia sociedad ovetense "desde los estamentos más bajos hasta los más altos" se convierte en el verdadero personaje colectivo.

"La sacavera" mezcla personajes reales con otros inventados. O que bien podrían haber existido. Como un ficticio doctor Dorado –en la novela funciona como antagonista de Gaspar Casal– que podría haber sido pariente del Joseph Dorado al que está dedicada la conocida pintada de la fachada de la iglesia de San Isidoro, en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo.

El objetivo de Ordaz al trazar todo ese entramado de personajes –desde los que viven en las grandes casas y hasta los que visitan un conocido burdel (ficticio)– es mostrar que "Oviedo en aquel momento, que prácticamente era el Oviedo redondo con poco más que arrabales, era una ciudad viva, muy viva. y que además era un referente nacional e internacional por la figura de Feijoo. Él era un faro intelectual y eso daba prestancia a la ciudad".

Pero "La sacavera" también puede leerse como el que da un paseo por la fiel reconstrucción del Oviedo dieciochesco. El lector recorrerá muchas calles y referencias que aún se conservan en pie, pero también otras que han desaparecido, como la Torre de Gascona. Es el lugar donde aparece, precisamente, el cadáver que dispara la trama. En ese sitio, en el año 1750, en una de las puertas de entrada y salida de la ciudad, la que se alzaba frente a donde recientemente se han instalado las "letronas" del bulevar de la sidra de Gascona, se cometió un crimen horrendo. El crimen ficticio que se cuenta en "La sacavera".

La nueva novela de Ordaz se presenta el próximo día 3 de abril, a las 19.30 horas, en la biblioteca La Granja del Campo San Francisco con la participación del autor y del profesor de Literatura Eduardo San José.

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