El mejor "teatro abierto" de Argentina llega al Filarmónica

La compañía asturiana TEG pone en escena "Gris de ausencia" y "El acompañamiento", dos piezas que hablan del desarraigo de la emigración y de la necesidad de cumplir los sueños

Chilo (Manuel  Pizarro), a la  izquierda, y Dante (Mariano Alfonso), en una escena de  la representación teatral.

Chilo (Manuel Pizarro), a la izquierda, y Dante (Mariano Alfonso), en una escena de la representación teatral. / LNE

E. L.

La compañía "Teatro Estudio de Gijón" (TEG) pone en escena este sábado, 30 de marzo, a las 20.00 horas en el teatro Filarmónica de Oviedo, dos obras de corta duración ("Gris de ausencia" y "El acompañamiento") que, juntas, son una muestra excepcional del llamado "Teatro abierto" que nació en Argentina. "Fue un movimiento, a principios de los años ochenta del pasado siglo, que protestaba contra la dictadura militar. Fueron una serie de autores que hacían obritas pequeñas que trataban de revolucionar, de ir en contra del sistema que había entonces", explica Martina Bueno, una de las actrices integrantes de TEG.

Los componentes de TEG, un grupo histórico de la escena asturiana que nació en los años ochenta y que se reactivó hace cinco años, aseguran que siempre están "a la búsqueda de textos teatrales que fundamentalmente nos emocionen, al margen de efemérides, modas o consideraciones comerciales". Y para este espectáculo de Médula Producciones es justo lo que han encontrado en estos textos de Roberto Cossa ("Gris de ausencia") y de Carlos Gorostiza ("El acompañamiento"). "Nos gustaron esos textos por la sensación emocional y de carga vital que tienen. Buscamos obras que nos enamoren, con personajes que tengan ternura, emoción, que sean tipos que reflejen ciertas realidades", detalla Martina Bueno.

"Gris de ausencia" se desarrolla en una recámara de la Trattoría L’Argentina en el barrio del Trastévere romano. Un pequeño negocio familiar en el que conviven Lucía y Dante (interpretado por Mariano Alfonso), dueños del restaurante; Chilo (Manuel Pizarro), hermano de Lucía (Martina Bueno), que les ayuda, y el abuelo (Filiberto Blanco), con demencia senil, que a duras penas logra amenizar con su viejo acordeón la estancia de los fieles comensales. La breve visita de Frida (Ana Pérez), hija del matrimonio, que está a punto de volver a Madrid y una llamada desde Londres de Martín, también hijo de ambos, configura el devenir "de este precioso texto de incomunicación, desarraigo, nostalgias, olvidos y soledades compartidas. Restos del naufragio que supone, en muchas ocasiones, la necesaria e inevitable emigración", dice la compañía en la promoción de la obra. "Sí, esta pieza habla de la tragedia de la emigración y del desarraigo que produce", añade Martina Bueno.

Tras un descanso en el que habrá un cambio de escenografía visible para el público bajo una luz en penumbra, representarán "El acompañamiento", un mano a mano entre dos intérpretes. Es la historia de Tuco, encarnado por Manuel Pizarro, a punto de jubilarse, que decide dejarlo todo y perseguir su sueño de dedicarse al canto. Se atrinchera en la buhardilla de su casa, ajeno a los requerimientos de su familia, que le insta con todo tipo de amenazas a que deponga su actitud y vuelva a la fábrica. Ante la imposibilidad del razonamiento, la familia recurre a su mejor amigo de toda la vida, Sebastián (Mariano Alfonso), en un desesperado intento de rescatarlo de lo que ellos consideran una gran locura. "‘El acompañamiento’ habla de dedicarse a cumplir los sueños que uno tiene a pesar de que los demás te llamen loco. Tiene momentos en los que te saca esa sonrisa en la que, de entrada, te ríes pero luego piensas: ¿pero de qué me estoy riendo? Madre mía, pobres", añade Martina Bueno.

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