Velada de nota en la Sociedad Filarmónica

La centenaria institución ovetense ofrece un cuidado recorrido por la sinfonía clásica de la mano de la Orquesta Humboldt

El concierto de la Orquesta Humboldt, ayer, en el teatro Filarmónica.

El concierto de la Orquesta Humboldt, ayer, en el teatro Filarmónica. / Fernando Rodríguez

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

La Sociedad Filarmónica de Oviedo cerró ayer el primer trimestre con buenas sensaciones gracias al saber hacer de la Orquesta Humboldt, que presentaba un programa atractivo formado por sinfonías de Haydn, Mozart y Schubert, un hecho que, pese a las inminentes festividades de la Semana Santa, propiciaron una asistencia algo mayor de lo habitual.

La séptima cita del año –la número 2068– de la histórica institución ovetense, subvencionada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo y con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA, cobraba especial relevancia por el carácter de sus protagonistas: una veintena de músicos de la Orquesta Humboldt, dentro de un interesante proyecto sinfónico para la integración de mundos. De hecho, la agrupación surge para dar respuesta a los jóvenes emigrantes formados musicalmente en sus países natales que han continuado sus carreras interpretativas en otros países. Para ellos, la Humboldt supone un punto de encuentro y de identidad musical.

Antes de iniciar el concierto, Michael Form –director musical de la orquesta– tomó la palabra para anunciar un cambio en la disposición inicial del programa, comenzando mediante la "Sinfonía número 5 en si bemol mayor" de Schubert para trazar, como el propio Form explicó, un recorrido retrospectivo del género sinfónico durante el clasicismo.

Durante esta primera obra ya pudo apreciar una formación equilibrada y uniforme en la sonoridad, a la que contribuyó el uso de las trompas naturales. La veintena de músicos ejecutó, como mandan los cánones, todo el programa de pie, favoreciendo la proyección y los juegos de volumen que los melómanos ovetenses premiaron con aplausos entre los movimientos.

La "Sinfonía número 44 en mi menor" de Haydn, enmarcada en el "Sturm und drang", cerraba una primera mitad notable en lo artístico gracias al lirismo que Form extrajo de sus pupilos.

Tras la pausa, la Orquesta Humboldt ejecutó una atractiva versión de la célebre "Sinfonía número 40 en sol menor" de Mozart, con brillantez en la cuerda y una gran elegancia en las maderas que dejó momentos de cierta expresividad.

Tras casi dos horas de velada musical, bisaron el tercer movimiento de la "quinta" de Schubert para agradecer a los asistentes sus numerosos aplausos.