Ramiro I construyó Santa María para enterrarse en el Naranco, concluyen los investigadores

La losa identificada ahora en unas obras de saneamiento habría servido para soportar el sarcófago del rey en un edificio concebido como mausoleo

Santa María del Naranco se construyó para albergar la tumba de Ramiro I

Chus Neira

Chus Neira

Los planes de Ramiro I no habrían durado mucho. Si su reinado fue la consecuencia de un golpe de estado frente a los familiares directos de Alfonso II, y, por tanto, en su deseo de apartar su linaje del de sus enemigos habría decidido enterrarse lejos del panteón real de la monarquía asturiana, en Santa María del Rey Casto, la capilla anexa a la Catedral, su hijo cambió los planes. Ordoño I reconcilió el linaje con el tradicional de los monarcas astures y trasladó los restos de su padre a Oviedo. Al menos en el 883, 43 años después de la muerte de Ramiro, las crónicas ya sitúan allí su sepulcro. Ordoño murió antes, en 866, con lo que el traslado del cadáver del rey que dejó para la ciudad los maravillosos monumentos del prerrománico ramirense tuvo que producirse a los pocos años de su muerte.  

La consejera de Cultura del Principado, Vanessa Gutiérrez, calificó el hallazgo como "muy emocionante", de sumo "interés" y confió en que ahora los investigadores sigan avanzando en las "incógnitas" que abre la hipótesis de la capilla-mausoleo palatina. Por otra parte, explicó que la losa, ahora fragmentada en unas 25 piezas, será expuesta al público dentro del edificio. No será, en todo caso, en el lugar original que ocupó hasta ahora y donde el soporte del sarcófago real ha sido pisado por cientos de miles de fieles y visitantes durante casi 1200 años. En su lugar, otra piedra servirá para reponer el suelo. Los templos, cerrados durante toda esta campaña, explicó el Principado, abrirán cuanto antes.

El descubrimiento se produce en el contexto de las obras para combatir las humedades en el edificio, iniciadas en octubre del pasado año y que deberían haber finalizado en febrero. Las condiciones climatológicas, explicó entonces el Principado, habían obligado a llevar hasta marzo el fin de los trabajos, pero como conocen todos los que hayan intentado ir de visita a los monumentos, los dos templos permanecen aún cerrados y el fin de las labores de acondicionamiento se ha prolongado ahora hasta el 1 de julio.

La losa votiva ha estado siempre presente, a la vista de todo el mundo, en el vestíbulo de entrada, en el rellano principal donde confluyen las dos escalinatas de acceso a la planta principal, aunque en un estado fragmentado. Ahora, aprovechando las obras de reposición de algunos de los sillares que Menéndez Pidal incluyó en su intervención, se ha podido desmontar completamente para identificarla con precisión. Es después del proceso de extracción de estas piezas, que conformarían una losa de entre 600 y 700 kilos, acometido hace unos quince días, cuando se habría podido confirmar su condición de lauda sepulcral.