Una jornada "histórica" para Asturias y "única" para tantos que no perdieron detalle

Asturianos y visitantes ensalzan la relevancia de la exhibición militar y también los beneficios económicos que reportó a la región estos días

Las calles de Oviedo tronaron con gritos de júbilo y estruendosos aplausos al paso de las tropas españolas por la ciudad. Y es que cientos de asturianos salieron a celebrar un día "muy especial". Así lo definió Charo Pérez, ovetense de nacimiento. "Es un día único, asistir a un desfile así es algo que sólo pasa una vez en la vida", explicó Pérez. Junto a ella disfrutó del despliegue Roberto Martínez, que coincidió en lo "icónico" del momento. "Es un día histórico para Asturias, y como tal lo tenemos que celebrar", remató.

Con la mirada experta que otorga la experiencia observó el paso de los militares Berto Álvarez, ya jubilado y procedente de Caborana (Aller), que formó parte del extinto Regimiento de Ferrocarriles. "Yo marché en la Castellana, en Madrid, con Zapadores Ferroviarios en el primer desfile de las Fuerzas Armadas que se celebró después de la dictadura", contó. A juicio de este allerano, las claves para un buen desfile son "ensayos, esfuerzo y constancia".

Inés Díaz y David Pérez asistían por primera vez a un desfile. "No sabíamos que algo así se hacía todos los años; cuando nos enteramos de que éste sería en Oviedo nos pareció una fantasía", afirmó Díaz. "Vivirlo desde tan cerca es todo un lujo", corroboró Pérez.

Niños y mayores esperaron con impaciencia el paso de la comitiva por la ciudad. "No pude acercarme hasta Gijón, pero no quiero perder detalle de lo que suceda en Oviedo", apuntó José Álvarez de Benito, descendiente de una conocida dinastía ovetense de joyeros. Un día donde además de la emoción también acompañó el buen tiempo. "Hemos tenido muchísima suerte, no sólo por el honor que supone acoger este desfile, sino por poder hacerlo con este sol, eso siempre se agradece", señaló la ovetense Vanessa Blanco, que llevaba una bandera nacional.

También hubo quienes destacaron el beneficio económico. "Un evento como este deja mucho dinero en Oviedo y en Asturias las terrazas están abarrotadas y tanto restaurantes como alojamientos están a tope", expuso Emilia Miranda, que disfrutó del desfile junto a su marido, Ignacio Fontaniella. Y es que "todo lo que sea bueno para Oviedo, y por tanto para Asturias, es siempre bienvenido", celebró Fontaniella.

Desde Toledo para ver el «maravilloso» arriado de la bandera

La toledana Julia Huete es una especialista en el DIFAS. El año pasado estuvo en Granada y allá donde van los militares procura estar cada año. «Son ventajas de la jubilación», explica. Se encuentra agazapada tras la valla que cortaba el paso de la plaza de América a la Avenida de Galicia, una ubicación sin demasiada visibilidad, pero donde encontró buena posición para ver a los aviones sobrevolar el cielo de Oviedo formando los colores de la bandera nacional. Espera que el desfile «se pueda repetir muchos años» y destaca una de sus partes favoritas, que mucha gente se pierde porque se hace al final. «El arriado de bandera es maravilloso», asegura.

El entusiasmo de una niña de 5 años por los caballos del Ejército

Aunque generaron alguna que otra molestia con el olor de sus excrementos en la calle, los caballos que acompañan al Ejército también tuvieron un público que los aclamó. Paula Argüelles, de 5 años, era una de las más entusiasmadas con los animales. Sus padres, Iván Argüelles y Ángela Lasso, no son grandes fanáticos de las Fuerzas Armadas, pero no quisieron perderse un momento único en la ciudad. Sin entender aún demasiado lo que supone el mundo militar ni cada una de las unidades, la niña se queda obnubilada ante el paso de los caballos. «Es un animal que le encanta y lucen impecables tan limpios», dicen sus padres.

Una vuelta de reconocimiento y a verlo a casa por televisión

Mucha gente mayor lo tenía complicado para poder hacerse un hueco en medio del fervor y de las multitudes. Una hora antes del desfile, Gonzalo Camino, de 82 años, contempla cómo la Guardia Real se prepara para formar ante los Reyes. Aunque no quita que tenga un gran interés por el desfile, que considera «interesante para Oviedo», su plan para el DIFAS es diferente. Camino se lo ha tomado con tranquilidad. «Me quedo con la previa y con ver lo que hay. Mucha demasiada gente para poder pasar», explica. Su «día grande» será a través de la televisión. «Se ve mucho mejor y te puedes fijar en todos los detalles», justifica.

Para los niños, cualquier «tribuna» es buena para «flipar» con el desfile

Quedan unos minutos para que comience el desfile y el pequeño carbayón Mateo Fernández está completamente preparado. Al lado de la estación de Llamaquique, luce impecable con unas gafas de sol para no perderse ningún detalle, subido a una caja de luces. Allí lleva casi una hora y la impaciencia a veces hace mella: «¡Que pasen ya!», le dice a su madre. Pronto, asoman las primeras unidades del desfile y el pequeño incluso amaga con acompañar a la comitiva con la percusión. Hace unos minutos, no se conocían de nada, pero el pequeño entabló amistad con Ulpiano Cervero, que le explica el desfile como si fuese su abuelo. «Es muy importante que el Ejército se acerque al pueblo. Con cosas así se consigue. Y los niños flipan», asegura Cervero.

Mateo Fernández ve el desfile desde las alturas. | M. C.

Mateo Fernández ve el desfile desde las alturas. | M. C. / .

Un día especial para los que no son ovetenses: «Venimos a ver el espectáculo»

Además de para los ovetenses, la jornada también fue especial para gente de fuera pero que reside en Oviedo y que va sintiendo poco a poco la ciudad como suya. Es el caso de Rocío Cobo y Nuria Arce, que también son de la misma quinta que la Princesa de Asturias. Las dos son de Santander, pero viven en Oviedo desde que comenzaron a estudiar Contabilidad y Finanzas. Aunque tampoco son expertas en armamento y militares, no sabían muy bien qué hacer el sábado y les picó la curiosidad de asistir al desfile. Allí, les sorprende la gran cantidad de público. «A nosotras nos interesa sobre todo el espectáculo», explican. Encantadas con su estancia en la ciudad pese a la dureza de sus estudios, saben que es un día importante: «A los Reyes no se los ve todos los días. A ver si nos podemos asomar», zanjan.

Por la izquierda, Rocío Cobo y Nuria Arce. | V. D.

Por la izquierda, Rocío Cobo y Nuria Arce. | V. D. / .

La pasión por el Ejército se vive con mayor intensidad cuando implica a la familia

A la espera del paso de la comitiva por la calle Independencia están Haya Calderón e Irene María López. Concienciadas de la importancia de las Fuerzas Armadas, su emoción por el desfile es doble: primero por ver el despliegue militar en Oviedo y, segundo, porque en él participa la hermana de Irene, que es también una gran amiga de Haya. «Nos apasiona este mundo, mi hermana nos lo ha inculcado», explica López. Ella forma parte del Ejército del Aire y cuando llega su unidad, todos son aplausos entre los presentes. «¡Bravo!», «¡Vivan las fuerzas armadas!» «¡Viva España!», grita un público más animoso todavía que el de Llamaquique. Haya e Irene no comparten generación con la Princesa Leonor, sino con la Infanta Sofía, a la que ven como «un gran ejemplo» de compostura, pese a ser todavía menor de edad.

Por la izquierda, Haya Calderón e Irene López. | M. C.

Por la izquierda, Haya Calderón e Irene López. | M. C. / .

La «generación Leonor», orgullosa de que «Asturias se ponga en el mapa»

La carbayona Beatriz Huerta nació en 2005, el mismo año en que lo hizo la Princesa Leonor. Una coincidencia de la que dice estar encantada. Además de año, Huerta dice compartir también sus valores. Deseaba ver, aunque sea de reojo, al Rey Felipe VI y a la Reina Letizia, pero iba a ser una tarea complicada. «Nos hemos retrasado un poco al venir y va a ser difícil encontrar un buen sitio, va a tocar meterse entre el barullo», explica. Le acompaña en esta ardua tarea su madre, Belén San Juan, que definió a la Monarquía como «unos representantes muy buenos» y estaba encantada con la presencia de las Fuerzas Armadas: «Este desfile es una forma de poner a Asturias en el mapa. Que se nos vea en el panorama nacional e internacional». Su hija es mucho más directa: «Mola que estén aquí. Me parece estupendo», señala convencida.

Beatriz Huerta, junto a su madre, Belén San Juan. | V. D.

Beatriz Huerta, junto a su madre, Belén San Juan. | V. D. / .

Medio siglo no es nada para quien fue un intrépido miembro del Cuerpo de Regulares

 La jornada festiva era especial para el santanderino Juanjo Buenaga. Hace 50 años fue miembro del Cuerpo de Regulares de Melilla, que ayer participaba en el desfile. «Me vienen tantos recuerdos... He estado casi una hora saludando a muchos compañeros que vienen de África». Aunque los achaques de sus 80 años de edad le complican la movilidad y le obligan a sentarse en un banco lejos de la primera fila, ha viajado desde Santander solo para ver el desfile. Ataviado con gorro, pulsera e insignias, cada vez que ve a sus Regulares emprender la marcha, siente la emoción del primer día: «He visto muchos desfiles y lo seguiré haciendo mientras pueda». Después del recorrido, tocó comida con algunos veteranos como él, en una jornada de reencuentros para Buenaga.

Juanjo Buenaga. | V. D.

Juanjo Buenaga. | V. D. / .

Un seguimiento intensivo al Ejército y una buena plaza para disfrutar del desfile

La pasión por el Ejército de la avilesina Mari Carmen Fernández es más que reseñable. No se ha perdido ninguna actividad desde que comenzó el DIFAS. Viajó a Gijón para disfrutar del espectáculo aéreo y ayer venía a Oviedo con las mismas ganas para el gran desfile. Le cuesta decidirse por cuál es la unidad que tiene más ganas de ver y finalmente acaba decantándose por una persona en concreto: el Rey Felipe VI. Al contrario que muchos otros aficionados, Fernández no necesitó hacer guardia para encontrar un buen sitio. Quedó con José García en Llamaquique y se fueron juntos a ver el desfile desde el balcón de éste, situado en un punto estratégico al lado de la salida, junto a la plaza de la Paz. «Da gusto ver todas las armas y la cantidad de gente que está aquí apoyándolos», señala

José García y Mari Carmen Fernández. | V. D.

José García y Mari Carmen Fernández. | V. D. / .

Un madrugador de 74 años para estar con sus hijos en primera fila

Encontrar sitio en primera fila no fue nada fácil ante tanta devoción. Carlos Bastida, de 74 años, tuvo la ayuda de sus hijos para estar lo más cerca posible de los efectivos que desfilaban. Para ello, tocó madrugar algo más de lo normal. «Vinieron a las 8 y media de la mañana a coger sitio y me trajeron una silla para que aguantase todo el desfile. Saben que me apasiona el mundo militar», remarca. Del desfile destaca a la Legión. «Son los que tienen más marcha», bromea. Y después, todavía le queda cuerda para rato. «Cuando termine el desfile espero acercarme al Reconquista para ver a Sus Majestades y que me saluden», remata desde su «palco VIP».

Los hombros de un padre, el mejor apoyo para «saludar a los tanques»

Feliz con sus accesorios con la bandera nacional y acompañado de su padre, Nuno, Darío Rolo presenció su primer despliegue militar en su corta vida. Con una mezcla entre curiosidad y fascinación, se bajó ayer del tren procedente de Pola de Lena. Aunque sería difícil encontrar un buen punto de visión, en la ya abarrotada avenida Hermanos Pidal, desde media hora antes del desfile. Al final, la solución son los hombros de su padre, que no son tan cómodos como una tribuna, pero hacen el apaño. Nuno hace «de tripas corazón», aunque «la criatura ya pese». Darío es un niño de convicciones claras y sabe lo que ha venido a ver: «Quiero ver a todos los militares y, sobre todo a los tanques. Me hace mucha ilusión», confirma el pequeño lenense. Padre e hijo aprovecharon su visita a la capital para ver alguna exposición militar.

Darío Rolo, junto a su padre, Nuno. | V. D.

Darío Rolo, junto a su padre, Nuno. | V. D. / .

Suscríbete para seguir leyendo