No voy a referirme a Pelayo, nuestro caudillo astur, que murió en el año 737; tampoco a Pelayo Seguros, fundada en 1933, que ofrece tan buenas coberturas, sino a Pelayo el obispo de Oviedo, fallecido en 1153, cronista fabulador, que es lo más. Pelayo creó la historia del Arca Santa ad maiorem Dei gloriam y en aras a la promoción de la diócesis, que beneficiaba a la hostelería con empleos directos e indirectos. Pelayo puso el Arca Santa por las nubes, aunque de su contenido, años ha, hizo arqueo Alfonso VI: la túnica y sangre de Cristo, pan de la última Cena, leño de la Cruz, leche de la Virgen, sandalias y huesos de los apóstoles... Ahora vienen los historiadores con que los reyes son los padres, que en Covadonga no hubo Santina ni escaramuza, que no hay Cielo que valga, dispuestos a echarlo todo por tierra. Visitaré Pelayo Seguros, en la calle Menéndez Pidal nº 34, para suscribir una póliza contra la realidad.
La mar de Oviedo