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La mar de Oviedo

Merece la pena

El salmo 51, "Ten piedad", expresa sumo arrepentimiento tras nuestro enfrentamiento con Dios. Los humanos reconocemos nuestra culpa, apelamos a la misericordia del divino y solicitamos que las cosas vuelvan a ser como "antes de". Este salmo, desde el versículo 1 al 21, bajo partitura de Hipólito Ramírez, se canta al unísono el Viernes Santo desde hace 110 años en la colegiata de Pravia, después de la procesión del Santo Entierro. Se canta en más sitios pero yo sólo tengo oídos para éste. Participamos unas treinta personas de toda condición (excepto mujeres, vaya por Dios, ¿será que las mujeres no se arrepienten?), acompañados por órgano, violines, chelo, contrabajo, tuba, bombardino, flauta y clarinete, dirigidos por Antonio de Luis Solar. Hoy Pravia merece la pena, nunca mejor dicho, en semejante día de dolor. La pena de no ir a Pravia equivale a la pena si uno va.

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