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Tino Pertierra

Pecados capitales

Tino Pertierra

La mirada estratégica de Radomir Antic

Una evocación de un encuentro con el fallecido entrenador del Oviedo con el fútbol fuera de juego

Ignoro si el fallecido entrenador de fútbol Radomir Antic era aficionado a los juegos de mesa basados en la estrategia, tipo "Risk". De serlo, dudo que perdiera muchas partidas. Su mirada era propia de vigías que llevan incorporada de nacimiento la habilidad para observar cada detalle, calcular riesgos, aplicar el control necesario y ofrecer un equilibrio puntilloso entre acciones inesperadas y defensas variables. Un don: convertir el campo de fútbol en un territorio propicio para pausas y movimientos con planificación exacta no exenta de improvisación llegado el caso. Incluso su muletilla "¿sabes qué pasa?" tenía utilidad para reafirmar una posición con interrogantes.

De su mirada escrutadora y analítica pude dar fe a finales del año 2000 durante una entrevista que aceptó a pesar de (o por) la advertencia previa: no hablaremos de fútbol. ¿De qué, entonces?, preguntó sin que se inmutaran aquellos ojos a lo Robert Mitchum pero sin el toque socarrón. La respuesta no le intimidó: de todo un poco.

Y empezamos por la geopolítica. De aperitivo. Putin ya era una hecho y Antic se posicionó sin dudarlo: "El mundo necesita una Rusia fuerte. No me gusta la hegemonía de nadie, es mala para el mundo".

Internet no era lo que es ahora (ni muchísimo menos), pero el entonces entrenador azul ya corría por la banda virtual "para informarme de lo que pasa en Yugoslavia, me sirve para contrastar noticias. También para rastrear jugadores. Ya es un hecho cotidiano, hablar del presente sin la red es absurdo". La siguiente pregunta le dibujó un esbozo de sonrisa: ¿por qué el fútbol es así? Arqueó las cejas: "No vamos a hablar de fútbol, me dijiste". Pero no esperó a que le devolviera la pelota: "Está en manos del mercado. Ahora que sabemos que cierta multinacional obligó a un seleccionador a alinear a determinados jugadores, o que los hinchas de un equipo inglés se manifiestan contra los contratos con esa misma firma, se confirma que quien paga manda".

La siguiente cuestión era peliaguda: los inmigrantes, ¿habría que alinear más a la generosidad? Y Antic despejó con autoridad: "España tuvo muchos emigrantes en el pasado que se buscaban la vida por el mundo. Debería tenerlo presente al recibir a esas personas que vienen aquí para combatir el hambre".

Y pasó al ataque cuando se le preguntó por el Bill Clinton: "Es un producto del marketing, de la ideología barata, que no dudó en mentir para defenderse". No le cae muy simpático, concluí, y sus ojos anticiparon la frialdad de la respuesta: "No". Ya puestos, ¿el tirano Pinochet acabará en la caseta de la ley? Se encogió de hombros: "No lo creo. La Naturaleza impondrá antes la suya".

Pasa el tiempo pero hay cosas que no cambian: ¿la televisión va mal de cabeza? "Sobredosis de cotilleo para distraer a la gente de las cosas serias. En mi país, el día antes de subir los precios se emitían por televisión películas de la Segunda Guerra Mundial". Estaba a gusto porque el cuarto de hora concedido para no hablar de fútbol se estiró hasta los tres cuartos dejando regates y centros cargados de intención: "El dólar es el amo del mundo. ¿Sabes qué pasa? Que el gobierno europeo está formado por políticos fracasados en su país. Cuando uno sobra, lo mandan a Bruselas. La juventud debería consumir menos comida rápida y cocacolas. Aprendí en Inglaterra que 'British is best'. Allí, un chico crece sabiendo que consumiendo productos ingleses ayuda al bienestar de su país. En Yugoslavia, todo el mundo iba a Italia a comprarse la ropa".

¿Y Asturias? Empezaba el siglo y Antic veía clara la jugada: "Los bares y las tiendas llenos, en las calles parece que hay manifestaciones a diario, la gente viste muy bien... ¡Hasta los paraguas hacen juego con las bolsas! Me encanta vivir aquí".

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