Hierro se lo tomó como una prueba más, pero ver un once uniformado y dos partes de 45 minutos suponen una invitación a recuperar las sensaciones futbolísticas. Sobre todo para el aficionado oviedista al que los veranos se le hacen eternos. Cuando el equipo fracasa, demanda fútbol de inmediato para superar el mal sabor de boca. Cuando el curso termina en éxito, teme que el parón corte las buenas sensaciones. El caso es tener fútbol de continuo en Oviedo, o al menos con el mínimo descanso.

El Oviedo de Hierro se estrenó con un amistoso celebrado en El Requexón y, como era de esperar, la gente acudió a la invitación. Se dieron cita en las gradas unos 400 seguidores para presenciar el 6-1 con el que el primer equipo despachó a un voluntarioso, aunque inocente, filial. La prueba, además de para calmar la sed de fútbol, sirvió para empezar a intuir por dónde pueden ir los tiros. Descubrir las primeras pistas.

Hierro optó por un 4-2-3-1 en su estreno. Las lesiones y las posiciones por reforzar condicionan sensiblemente la elección, pero el entrenador va mostrando algunas cartas. El once elegido fue el formado por Juan Carlos; José Fernández, Vila, David Fernández, Peña; Rocha, Bedia; Susaeta, Pereira, Linares; y Toché.

La propuesta futbolística siguió algunas de las notas de los mejores momentos de la temporada pasada: posesión pero siempre con la portería como objetivo. La pólvora, la característica más preciada de los azules la temporada pasada, sigue intacta.

Ante la ausencia de extremos zurdos en el equipo, Hierro optó por situar a Linares en el flanco. Aunque el delantero intentó escapar de la banda siempre que pudo. Así llegó el primer gol: saque de banda del Vetusta, error en la circulación y Linares, atento, toca para anotar. Cerca de la media hora llegó el segundo. El rechace de un córner llegó a Bedia, éste cedió a Toché para que el murciano anotara. La vieja fórmula del delantero nunca se agota.

Y tres minutos después volvió a marcar el Oviedo. Primer acierto en la libreta de Hierro. Córner al palo más cercano que Linares cabeceó a la red. Para entonces ya se había comprobado que el Oviedo no duda en el área rival. Toché y Linares disparan y luego preguntan. También se vieron los primeros destellos de los nuevos. Rocha es un centrocampista multifunciones: juega en corto, en largo e interrumpe contras. Pereira pone el picante. El cuarto fue suyo. Recibió, giró con un gran control y definió con claridad. Antes había marcado el Vetusta. Servicio en largo de Corgo y buen control y magnífica definición de David. A Juan Carlos solo se le vio en una ocasión para salvar un remate de Lucas.

El cambio de acto sirvió para reponer las piezas al completo. Apostó Hierro entonces por Esteban; Johannesson, Prendes, José Martínez, Varela (el cuarto en estrenarse); Viti, Héctor, Erice, Lula; Steven y David González. Eligió el 4-4-2 y la intuición es que el equipo se moverá en los dos sistemas con naturalidad.

La segunda parte se jugó a ritmo más pausado hasta que Viti entraba en contacto con la pelota. El canterano juega siempre en sexta. Al galope hizo el Oviedo los dos últimos goles del choque. En el quinto, Viti hizo un autopase y su servicio al área fue introducido por Iker en su meta. En el sexto, Héctor cedió al extremo que definió cruzado.