La preparación física ha dejado de ser esa parte del entrenamiento que todos los jugadores detestan. Al menos en la cantera del Real Oviedo, donde poner en forma a los futbolistas es una parte más del entrenamiento, algo relacionado con lo que el técnico de cada equipo ha preparado. El trabajo lo llevan a cabo un grupo de cuatro preparadores físicos que se dedican exclusivamente a la cantera coordinados con Nacho González, readaptador del primer equipo, y con Raúl Paredes, preparador físico del Oviedo B. Al frente de todos ellos está Iván Casquero.

Canterano del Oviedo, Casquero debutó con el primer equipo azul cuando tenía tan solo 16 años. Más tarde siguió su trayectoria en Éibar, Numancia, Cultural Leonesa, donde estuvo seis temporadas, Fuerteventura, Estepona y Universidad de Las Palmas. Con la campaña actual lleva ya cinco años trabajando en el Oviedo realizando diferentes labores dentro de la estructura de la cantera.

La visión que tiene sobre la preparación física está enfocada a la integración con el resto de aspectos del entrenamiento: "Nos adaptamos a los entrenadores de cada equipo, todo está integrado en el juego, tratamos de que todo vaya unido, que la preparación física sea táctica, técnica, psicológica", señala. Una metodología que trata de implantar alguien que ha acumulado muchos conocimientos sobre el tema. Casquero aprovechó el tiempo en su etapa de futbolista y realizó primero Magisterio cuando estaba en Oviedo y después compaginó su estancia en la Cultural Leonesa con los estudios de INEF. Una formación que le permite aunar su experiencia como futbolista con sus avanzados conocimientos académicos.

"Desde pequeño me han gustado los deportes. Estudié primero Magisterio y después tuve que marcha de Asturias y me salió perfecto porque en León había INEF, estuve mucho tiempo allí y pude cursar esos estudios", cuenta Casquero. El preparador físico explica que la visión ha cambiado mucho: "Ahora todo está más enfocado a la labor preventiva, a evitar lesiones. También tenemos un departamento de readaptación para trabajar con los jugadores que salen de una lesión larga antes de meterse con el grupo".

En consecuencia, la labor de los preparadores físicos radica ahora en coordinar su trabajo con el de los entrenadores para que los ejercicios que realizan vayan en una única dirección y en evitar lesiones. "Hay que optimizar al máximo el tiempo, va todo orientado a eso, al final se trata de comunicarnos constantemente para saber qué podemos mejorar", añade. También pretende que el jugador sepa por qué hacer unas cosas u otras: "Que sepan lo que buscamos, muchas nos preguntan por qué hacemos cada ejercicio, se lo explicamos y se dan cuenta. Al final en la cantera realizamos también una función de formación".

Una labor en la que también tratan de enseñar a los chavales la forma correcta de hacer las cosas para no dañarse: "Para hacerlo hay dos métodos. El entrenamiento postural, evitar vicios desde pequeños y que cada acción la hagan de la forma más correcta, de la manera menos agresiva. Esto estaría enfocado a los más pequeños. Cuando son mayores tratamos de corregir las descompensaciones a las que te lleva el deporte por hacer repeticiones excesivas de algunos movimientos. Para ello potenciamos ciertas musculaturas". Una preparación perfectamente medida para que los chavales que visten de azul estén sanos por dentro y también por fuera.