Casi 2 meses llevaba el Real Oviedo sin probar el sabor amargo de la derrota. Desde aquel fatídico tanto del Reus en la prolongación allá por el mes de septiembre. Mal acostumbrados durante estos cincuenta días, los jugadores azules digirieron mal la desventaja en el marcador y en ningún momento fueron capaces de reaccionar ante un resultado adverso como el que se estaba produciendo en El Alcoraz.

Derrota sin paliativos. El equipo de Anquela fue infinitamente superior al Oviedo de tal forma que su guardameta no tuvo que realizar ninguna intervención durante los noventa minutos del encuentro ni siquiera para detener algún centro lateral que buscara a la delantera azul.

Optó Hierro por dar continuidad a su sistema habitual durante esta exitosa racha con la única salvedad de la entrada de Michu por Erice y la obligada, por sanción, de Óscar Gil por Verdés.

El delantero estuvo al mismo nivel que el resto del equipo, es decir desaparecido, pero el central mostró una preocupante inseguridad que culminó además con su expulsión nada más iniciarse la segunda parte.

El resumen del partido es sencillo. Tras un primer cuarto de hora de tanteo, la SD Huesca comenzó a acercarse con peligro al área de Juan Carlos una y otra vez.

Samu Saiz era un incordio constante y Ferreiro por la banda era un puñal con su rapidez.

El tanto local podía llegar en cualquier acción pero se produjo a balón parado tras una falta a la desesperada de Gil para evitar una peligrosa jugada de Samu. Ferreiro transformó el libre directo con la derecha sorprendiendo a Juan Carlos que había colocado la barrera para el lanzamiento de un zurdo.

De aquí al final de la primera parte el Oviedo se vio desarbolado. Sin reacción no pudo evitar dos nuevos tantos antes del descanso.

Primero Melero. Tras tres remates consecutivos de los locales en un saque de esquina que Juan Carlos se iba encargando de despejar, y ya casi al filo del descanso Borja Lázaro aprovechando un pase de Samu desde línea de fondo.

Paso por vestuarios con el partido muy cuesta arriba para los de Hierro que volvieron al terreno de juego con una consigna clara, marcar con rapidez para llevar la intranquilidad a los locales.

Todo el plan se vino abajo ya en el primer minuto cuando Óscar Gil culminó su mal partido con la segunda amarilla y consiguiente expulsión.

Quedaban 44 minutos en los que el Huesca se limitó a "guardar la ropa" frente a un Real Oviedo inoperante e inofensivo a pesar de los cambios.

Cada cierto tiempo los locales conseguían un acercamiento claro a la meta rival y en uno de ellos Ferreiro completó la goleada con el cuarto en el minuto 84.

Derrota final que no debe empañar la trayectoria de los azules durante estos dos últimos meses pero sí hacer reflexionar sobre el juego ofensivo y la falta de reacción de un equipo que de nuevo se vio arropado en la grada por un grupo de seguidores oviedistas desplazado hasta El Alcoraz.

El Real Oviedo intentará volver a la senda del triunfo la próxima semana frente al Levante UD. Sábado a las 18:00h en el Carlos Tartiere.