El Tartiere volvió a ser un fortín y ahora sólo falta que el partido en Anduva no suponga una nueva entrega del cuentu la buena pipa que se han convertido los desplazamientos del Real Oviedo en los últimos meses. Anda el rival de turno, el C. D. Mirandés, en apuros y con dudas y conocida es la tendencia de los azules de dar oxígeno a los equipos que peor lo están pasando y en convertir a esforzados jugadores de la Segunda División en aspirantes al Balón de Oro, al menos durante los noventa minutos que dura el partido ante el Real Oviedo.

No queda nada bien cuestionar al equipo cuando gana pero tampoco cuando pierde, ya se sabe que en el futbol moderno hay que decir amén a las maduras pero sobre todo a las duras, no vaya a ser que los chicos entren en depresión y les puedan las circunstancias. Lo mejor del partido ante el Real Mallorca fue, sin duda, la victoria. Tres puntos y la tranquilidad un poco más cerca. Cuesta entender que con 80 minutos por delante y el marcador a favor el equipo no sea capaz de hilvanar más jugadas, hasta el punto de que en esa primera parte parecía que los bermellones eran el equipo local. Y ello pese a que, de justicia es reconocerlo, los jugadores azules dan en el Tartiere ese plus de esfuerzo que se les debe exigir también cuando se desplazan allende el Negrón. También resultó grato ver el trabajo de dos jugadores, Diegui y Vila, que hasta ahora no habían contado nada para el "míster". Cuesta entender que hayan estado tanto tiempo en el ostracismo y que no se haya contado con ambos, ni siquiera para dar minutos de descanso a los teóricos titulares. Que la temporada es larga y todos van a ser necesarios para que tirar del carro sea lo más llevadero posible.

Con una Liga 1,2,3 tan igualada todo puede pasar, pero da la impresión que se acerca el primer corte de la temporada, para definir los equipos que pelearán por el ascenso, y los que tendrán que mirar con cuidado el esprint, que siempre llega, de los equipos que pelean por evitar el pozo de la Segunda B. Huelga decir que conviene estar entre los primeros, para evitar problemas de vértigo al "vestidor" y cardiovasculares al respetable. A ver si el próximo fin de semana en tierras burgalesas no se repite el cuentu de Huesca, Alcorcón o Almería. Hará falta actitud, convicción y concentración para no dejarse llevar como hoja que mece el viento y ser arrastrados a un nuevo temporal fuera del Tartiere.