Una alegría fugaz, una celebración efímera. Los partidos del Oviedo en este inicio de temporada no permiten festejos muy prolongados. En Albacete volvió a suceder. Christian Fernández acertó con el arco manchego pero Bela puso el empate a los 5 minutos de fenomenal derechazo. A los 9 minutos, Araujo hizo el 1-2. Para Anquela, la clave estuvo en no saber mantener la renta, en no dejar que pasaran los minutos y el nerviosísimo se apoderara de la grada. No era la primera vez que pasaba. En otros dos precedentes, la reacción del rival no permitió a los azules disfrutar de su ventaja mucho tiempo.

Los problemas del Oviedo con las ventajas no tardaron en llegar. Fue en la jornada inaugural, ante el Rayo en el Tartiere cuando los azules empezaron a demostrar que les cuesta guardar los resultados. Saúl Berjón adelantó a los azules ante el Rayo a los 11 minutos de juego. En el minuto 15, Amaya acertaba con la meta de Juan Carlos en una falta lateral. La celebración se había apagado a los 4 minutos. Aquella tarde dejó un regusto amargo: a pesar de la buena imagen, el 2-3 hizo empezar a los azules con mal pie en la Liga.

En Almería, Berjón logró perforar la meta local a los 55 minutos. Pozo, tres minutos después, encontró una rendija para batir a Juan Carlos. El Oviedo logró un punto pero la sensación es que el botín podría haber sido más sugerente.

En Albacete el golpe fue mayor. En solo 9 minutos, los manchegos habían logrado dejar al Oviedo sin premio. Quien haya mirado a la clasificación momentánea cuando llegó el tanto de Christian Fernández, habrá visto a los azules liderando la tabla. 9 minutos después, debían conformarse con la 12.ª plaza.

Anquela llama a la tranquilidad, considera que "no hay que darle mayor importancia", pero sabe que parte de la mejora pasa por dominar esos momentos del partido. Si el Oviedo logra controlar las reacciones rivales, su rendimiento mejorará.