En el día previo al partido ante el Albacete, y ante un auditorio lleno de chavales, Anquela había alabado el juego de Fabbrini. "No es normal", explicó antes de poner límites a la ilusión; "pero hay que tener cuidado porque viene de una lesión gravísima". Después, limitó su radio de acción: "Está para 20 minutos". Cuando se cumplía el minuto 65 del partido ante el Albacete, el italiano esprintó desde la banda a los banquillos: le tocaba entrar en escena. Con el juego atascado, Anquela había decidido sumarle tres minutos a su actuación: jugaría 23 minutos. El Tartiere pudo comprobar en ese plazo que el italiano, como vaticinó su técnico, es diferente.

Su primera toma de contacto con el partido fue pedir la pelota el pie. He aquí la primera diferencia con otros hombres del foco ofensivo. A los atacantes azules les gusta el balón al espacio. Ñíguez y Berjón disfrutan al galope aunque el segundo también es decisivo parado desde la izquierda. Fabbrini ofrece otras cosas. Su posición natural es la del clásico media punta: Un futbolista de enlace entre el medio del campo y la delantera que crece en cada contacto con el balón.

Algunos datos que ofrece la estadística sirven para ubicar al italiano. En sus 23 minutos de participación Fabbrini intentó 9 pases y todos los completó con acierto. Fue el único futbolista sin fallo sobre el terreno de juego. 7 de ellos los hizo en el campo contrario. Generó seis pérdidas, recuperó una pelota y fue objeto de 2 faltas. También se le vio en el área contraria con un disparo, suave, que Tomeu atajó sin problemas.

Ahora a Anquela se le presenta un doble reto con Fabbrini: lograr que coja el punto de forma óptimo para ayudar al equipo y, cuando así sea, lograr ubicarlo en el equipo. Para la primera meta el guión parece claro. La idea es que Anquela vaya dando minutos de firma progresiva al italiano. Su acceso a la titularidad parece imposible a estas alturas pero su participación en las segundas partes es un factor a tener en cuenta.

En cuanto a su adaptación al esquema ahí residen las mayores dudas. Fabbrini es media punta, una posición inexistente en el dibujo de tres centrales y dos carrileros. Anquela parece haberle reubicado en las bandas, tanto en la izquierda como en la derecha, como se vio ante el Albacete y en los entrenamientos. En realidad, la banda es el punto de partida. La orden es que Fabbrini se mueva con libertad por todo el frente de ataque para que combine con el resto de delanteros. En todo caso, más soluciones para el Oviedo.