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Bodas de plata azules

Pepe Mosteirín celebra el cuarto de siglo de existencia de la peña El Cortijo, de la que es presidente y fue uno de los fundadores - "Cuando dejé el camión pasé a presidir la peña, y solo lo dejaré con el Oviedo en Primera División", señala el seguidor

Bodas de plata azules

Tras una vida ligada al camión a Pepe Mosteirín le tocó hace diez años cambiar de ruta. Tocaba dejar una vida de camionero de lado, pero lo de los viajes no se acabaría del todo. Mosteirín había sido uno de los socios fundadores de la clásica peña El Cortijo, que ha celebrado recientemente sus 25 años de vida, y no lo dudó cuando se le ofreció la oportunidad de convertirse en el presidente de la asociación, sucediendo a Álvaro Bouzas. "Pasé del camión a presidir la peña y así hasta ahora", comenta. ¿Y el futuro? Lo tiene claro: "No dejaré la presidencia de la peña hasta que el Oviedo regrese a Primera".

Una promesa que comparte con el secretario, Juan Tuñón. Mosteirín, hombre de palabra, es optimista. "No veo descabellado que el Oviedo ascienda este año. Si me apuras no veo imposible ni subir directo", señala con fe.

La historia de Mosteirín y El Cortijo comienza en los años 90, con el Oviedo peleando con los grandes del fútbol nacional. Había una gran afición en La Corredoria, muchas tertulias versaban sobre el club azul. El centro de operaciones era la cafetería del centro social de El Cortijo. Allí es donde a Bouzas y a otros seguidores se les ocurre una idea viva hasta hoy. "En agosto de 1993 empieza a fraguarse la idea entre un grupo de los que íbamos al Tartiere desde La Corredoria. Y en diciembre de ese año ya estaba montada la peña, con más de 50 socios", describe su presidente. A mediados de los 90, llegaron a sobrepasar los 200 socios. Ahora, en plenas bodas de plata, El Cortijo luce una salud de hierro con más de un centenar de miembros.

Su experiencia al frente de El Cortijo le confiere a Mosteirín una visión amplia del oviedismo. "Siempre ha habido mucho movimiento de peñas en torno al equipo, aunque con diferencias. Antes, casi todas eran de Oviedo capital. En la Argañosa y Vallobín había varias. Había muy pocas de fuera". Ahora se pueden ver incluso en el extranjero. Más diferencias: "Antes eran peñas más numerosas, con más empaque. Ahora se reúnen 10 personas y forman una. Y muchas desaparecen a los pocos años". La clave para persistir en el tiempo reside, según el seguidor, en "trabajar" por una idea: "Sobrevivimos a base de esfuerzo y trabajo. Y gastando tiempo y dinero, claro. Lo más importante es mantener a la gente motivada, tirar de ellos, especialmente para los viajes".

Es precisamente en los desplazamientos donde su memoria se agudiza. "Me acuerdo los viajes en los 90 que eran muy habituales: a Valladolid, Salamanca, Coruña, Santander, Bilbao? Iban tres autobuses llenos. Pero en otras categorías también nos movíamos: Astorga, Ponferrada, Lugo? Mi primer viaje como presidente fue a Luanco. ¡Cómo ha cambiado la cosa!", asegura. "Mi experiencia con el camión siempre me ha ayudado a planificar, por conocer las distancias, las rutas, el alojamiento?", añade.

La última reivindicación de Mosteirín tiene que ver con el trato al aficionado por parte de las instituciones que rigen el deporte. Un cambio drástico en los últimos 25 años. "Antes viajabas sin problemas, te mezclabas con la afición rival y nunca pasaba nada. No sé por qué ahora hay tantas limitaciones, van a quitar la afición a los chavales, pero sí tengo clara una cosa: la afición del Oviedo siempre ha sido una afición señora. De toda la vida", defiende.

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