“El gol de Arribas no debió ser anulado”

“El gol de Arribas no debió ser anulado”

“El gol de Arribas no debió ser anulado”

Las jugadas polémicas del Oviedo-Logroñés, que finalizó con triunfo 2-3 visitante ahondando en la crisis de los azules, siguen coleando. El exárbitro internacional César Muñiz analiza para LA NUEVA ESPAÑA las dos acciones que más controversia han levantado, la expulsión de Grippo a los 8 minutos de juego y el gol anulado a Arribas por fuera de juego de Christian justo antes del descanso y que hubiera supuesto el 0-2. En ambas ocasiones, la intervención del VAR cambió el criterio inicial del colegiado navarro Galech Apezteguia. Para el asturiano hay un acierto (la expulsión del defensa suizo) y un error (el tanto debió subir al marcador). El Oviedo, pues, tiene motivos para sentirse perjudicado.

Grippo pisa a David González: roja clara. La primera acción polémica sirvió para cortar de raíz la puesta en escena de los azules, que en cinco minutos arrinconaron a su rival y batieron la meta riojana. Tras sacar de centro, David González, excanterano del Oviedo, controla en el centro del campo alejándose de su marca, Grippo, parece que de forma involuntaria, pisa al delantero en la maniobra.

La clave aquí, explica Muñiz, no es la intencionalidad, un aspecto que el árbitro no debe valorar, sino dónde se encuentra el balón y el defensor. “Lo que hay que mirar es si hay disputa de balón y, vista la jugada, no parece que lo haya. Parece que el árbitro piensa en primera instancia que hay balón por medio y por eso le saca amarilla a Grippo. Pero al revisar la jugada en la pantalla comprueba que no y decide aumentar el castigo a roja”, explica Muñiz.

El excolegiado incide en la decisión: “Para mí es expulsión, lo que pasa que luego ves una jugada similar en otro partido sancionada con amarilla y eso puede desconcertar porque parece que cambia el criterio. Pero creo que la expulsión es acertada”.

Arribas anota con Christian por delante: debió ser gol. Pero hay otra acción que levantó más malestar que la tempranera expulsión de Grippo. La acción nace en una falta frontal que Tejera centra al área. Arribas gana la disputa a su par y la pelota queda mansa en el área, sin dueño. El zaguero dispara abajo y bate, con suspense, a Santamaría. El Oviedo lo celebra pero el pinganillo del árbitro vuelve a intervenir. Christian está en posición adelantada cuando chuta Arribas y podría influir en la visión del portero.

Galech Apezteguia revisa la jugada en el monitor y anula el tanto. Para Muñiz, de forma equivocada. “En esa jugada hay que analizar la posición de Christian respecto al portero y la pelota en juego. La clave es si hay interferencia”, expone el excolegiado. “Es como si pusieras un proyector detrás del portero enfocando hacia el balón. Si el atacante está en el foco, es fuera de juego”, añade antes de valorar la acción: “No me parece que Christian, que además hace intención de quitarse, esté en esa posición de interferencia. Me da la impresión de que el molesta en la jugada es el defensa del Logroñés”.

El Oviedo no levanta la voz. La tensión del partido y la controversia con algunas de las decisiones hicieron que los jugadores azules apretaran al árbitro en cada parón para revisar el VAR. Entre las protestas azules, la de José Ángel Ziganda, expulsado por primera vez desde que es entrenador del Oviedo. El navarro vio dos amarillas: la primera, mientras Galech Apezteguia revisaba en el monitor la acción entre Grippo y David González; la segunda, en el túnel de vestuarios tras señalar el colegiado el final de la primera mitad, justo después del gol anulado.

Pero la protesta del Oviedo murió ahí, en el terreno de juego. Ziganda optó por un perfil bajo en la sala de prensa, presentando disculpas por la expulsión vista. En el club se mantiene una línea similar a la del entrenador. Los dirigentes prefieren hacer autocrítica antes que culpar a los colegiados de los males del equipo.