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Más juntinas, imposible: la curiosa historia de las jugadoras del Oviedo Femenino que viven en el mismo edificio

Los fichajes comparten piso y viven en el mismo edificio de La Corredoria: “Nos sirve para hacer piña”

Por la izquierda, Buceta, Carlota, Carla, Yannel, Sheyla y Lucía Vallejo, tumbada sobre sus compañeras. | Irma Collín

Nadie lo diría a simple vista, pero el barrio ovetense de La Corredoria guarda cierta similitud con La Finca, de Madrid. Aquí no hay mansiones, ni piscina, ni seguridad privada las 24 horas del día. Tampoco servicio. Los vecinos salen a comprar el pan y hacen sus recados. Pero los (las) artistas del balón, como sucede en la lujosa urbanización de la capital española, se encuentran sin querer. “Cuando no funciona el horno, bajamos”.

Las jugadoras, en el portal. | Irma Collín

Lo dice Lucía Vallejo, 18 años, defensa del Oviedo Femenino de fútbol, repanchingada en el sofá de un bloque de pisos junto a Ana Buceta, Carlota Suárez, Sheyla Andrino, Yannel Correa y Carla Gómez. Dice que si falla el horno, baja. Y habla literalmente. Porque más de la mitad de la plantilla del Femenino (9 jugadoras de 17) convive en el mismo bloque de edificios. Están bien “juntinas”, como dice el lema del equipo ovetense, que juega en la categoría Reto Iberdrola (Segunda División). Hay tres en cada piso. El club paga el alquiler y los gastos corren a cuenta de las jugadoras. En los hogares de las futbolistas hay poca decoración, aunque tiene explicación: no se puede colgar nada de las paredes. Aunque, como no, destaca lo azul del Oviedo. El tendal del segundo piso, donde vive Sheyla, está lleno de camisetas del Oviedo.

Las jugadoras, asomadas a la ventana Irma Collín

“Vivir juntas sirve para hacer piña y socializar. Muchas no nos conocíamos de nada y convivir ayuda a aclimatarse en una ciudad nueva”, explica Carla, extremo catalana de 27 años, estudiante de Quiromasaje, que llegó al Oviedo el pasado verano y comparte piso con Yannel y con Buceta. Todas se confiesan muy caseras. “¡Demasiado! Nos entretenemos con juegos de mesa y vemos series. Nos juntamos mucho en un solo piso y celebramos cumpleaños”, dice Carlota, la delantera, viguesa de 24 años, que como muchas compañeras compagina el fútbol con los estudios y está cursando un máster de nutrición deportiva y salud.

La que más tiempo pasa en casa últimamente es Sheyla, centrocampista de 22 años, que se recupera de una rotura de ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y estudia un módulo de servicios comerciales. Lleva parada desde finales de septiembre. “La lesión se me está haciendo corta y es en parte a mis compañeras. Tengo la cabeza ocupada en la recuperación y se me hacen los días cortos”. Las jugadoras están encantadas en Oviedo. Le ponen un notable, aunque también resaltan sus escapadas cuando el calendario lo permite. “Estuvimos en Luanco, Luarca, Cudillero...”. Carlota remata en voz baja: “También vamos bastante a Gijón”.

Aunque es Yannel Correa, defensa, 25 años, nacida en Badajoz, la que pone la pega a la capital asturiana mientras explica su día a día. “Es muy tranquila. Del gimnasio a casa. Y después a entrenar. Aunque con este tiempo poco podemos hacer”.

Buceta, gallega de 28 años, centrocampista, salta. “Mira, es que Oviedo es una ciudad muy bonita y el centro tiene mucha vida. Pero el frío y la lluvia...Es que desespera”. Las jugadoras del Oviedo Femenino explican que el fútbol de mujeres vive un gran crecimiento, aunque no va al ritmo esperado. Un ejemplo: el equipo de las chicas es el último en entrenar en las instalaciones Tensi pese a la importancia de la categoría. Lo positivo es que, después de la sesión, la vuelta se hace corta porque van todas juntas. Bien juntinas.

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