El primer paso es corto: el Oviedo solo puede empatar con el Amorebieta (1-1)

Los azules pagan las bajas y su adaptación al nuevo sistema con una igualada a pesar de adelantarse pronto

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Raro, raro el primer paso del Oviedo en el 2024 futbolístico. Decepcionante también: todos pensaban en tres puntos ante el Amorebieta en casa. Pero no pudo ser, tuvo que conformarse el equipo de Carrión con un premio menor, un empate que contiene las ansias de seguir escalando. Quizás fueron las bajas en defensa, o puede que fuera el nuevo dibujo, el caso es que el equipo fue menos reconocible que en otras ocasiones y se mostró incómodo ante un Amorebieta que supo oler las debilidades azules.

Y eso que entró el Oviedo al choque con prisas por estrenar el año. Como si la espera esta vez se hubiera hecho eterna. Había hambre de balón y el Tartiere solo tardó dos minutos y medio en comprobar esa voracidad. Fue una jugada desde atrás, una pelota limpia hacia Viti que corrió y corrió hasta que se quedó sin más camino. Centró y al otro lado apareció Moyano para cabecear a la red. El 1-0 se había cocinado en las bandas.

1
Real Oviedo
1
Amorebieta
1-0, min. 3: Moyano. 1-1, min. 32: Jauregi.
Real Oviedo
Román (1);
Lucas (1), Jaime Vázquez (2), Pomares (1);
Viti (1), Seoane (0), Colombatto (2), Moyano (1);
Dubasin (2), Bastón (0), Masca (0).
Cambios

Jimmy (2) por Masca y Marco Esteban (1) por Viti, min. 46.
Paulino (1) por Dubasin, min. 71.
Cazorla (1) por Seoane y Borja S. (1) por Moyano, min. 80.

Amorebieta
Campos (1);
Jorge Mier (1), Etxeita (1), Félix (1), Lasure (1);
Dorrio (1), Carbonell (1), Sibo (1), Rayco (1);
Edwards (1), Jauregi (2).
Cambios

Núñez (1) por Rayco, min. 72.
Morci (1) por Edwards, min. 74.
Morán (1) por Carbonell y Gayá (1) por Lasure, min. 81.

Árbitro: De la Fuente Ramos (Castilla y León). Amonestó a los visitantes Mier.
Carlos Tartiere: ante 16.307 espectadores.

Hay que detenerse en este punto para explicar la propuesta del Oviedo. Carrión había trabajado durante la semana el sistema de tres centrales y carrileros, y así formó sobre el verde. Pero a la hora de la verdad acompañó esa idea de toda la pólvora posible. Los azules defendieron con tres (Lucas-el chaval Jaime Vázquez-Pomares), abrió el campo con dos extremos en funciones de carrileros (Viti y Moyano), dos cerebros de vocación ofensiva (Seoane y Colombatto) y tres delanteros, de los de chutar y luego preguntar: Dubasin, Bastón y Masca. Resumiendo: tres pensando en defender, siete en atacar.

La propuesta funcionó de primeras pero a continuación el Amorebieta encontró una debilidad: era un Oviedo muy afilado, pero que sufría sin balón. Por eso, optó por hacerse dominador con el balón, con los azules replegando. Le costaba al equipo un mundo en la fase de construcción, lógico con gente tan vertical, pero sí encontró resquicios con un juego más directo, evitando escalas: mejor en vuelo directo.

Dubasin encontró un balón suelto en la frontal y probó cerca dl poste. Las buenas sensaciones con el “pingüino” aumentaron dos minutos después cuando montó una contra de una pelota abandonada. Corrió y esperó al momento oportuno, cedió a Bastón que llegaba en carrera, pero la defensa se interpuso cuando ya saboreaba el gol. 

Ya está dicho que al Oviedo le costaba la construcción, pero a pesar de ello no dudó en arriesgar. En tratar de repetir la fórmula de tantas veces: prohibido los pelotazos. Bajo pena de reprimenda desde el banquillo. Seoane perdió un balón vital en la salida pero Jaime Vázquez se lanzó para taponar cuando Jauregi se relamía para el tanto. Confirmó el chico sus buenas prestaciones iniciales con una jugada de valor de gol. 

La sensación era que el Amorebieta se había sacudido sus complejos iniciales hasta mostrarse más cómodo poco a poco. Y le quedaba por mostrar músculo ante uno de los temores azules: el balón parado. El susto llegó a los 32 minutos. La defensa azul no despejó con la contundencia necesaria una pelota desde la esquina y Jauregi, siempre en el sitio, engatilló a gol. Un empate que penaba la reacción algo atropellada del Oviedo tras su gol.

Los azules contestaron al momento. Otra vez con la fórmula de robar y correr, pero Bastón no estuvo sutil tras el pase de Viti. Moyano probó de zurda tras otro breve periodo agitado para los azules. La última fue visitante, Edwards se encontró la pelota tras un mal cálculo de Vázquez en el bote, pero Román tapó con el cuerpo en forma de muro.

No debió de gustarle el panorama del primer acto a Carrión ya que al paso por vestuarios, el equipo salió con un doble cambio. Se retiraron Viti y Masca, entraron Marco Esteban (otro juvenil) y Jimmy. Parecía una invitación a serenar el partido. El Oviedo mutó en un 4-2-3-1 más reconocible con un detalle llamativo, su pareja de centrales: dos chicos de 17 años. Logró el equipo serenarse con la nueva estructura, con la pelota en su poder, a costa de perder algo de explosividad.

Un error de Lucas en un córner a favor estuvo a punto de costarle caro al equipo pero Román salió a tapar la contra. Jauregi siguió de inmediato pero su chut escorado se fue al palo. Pomares replicó, su centro cerrado se fue cerca. Colombatto siguió: su córner directo fue palmeado lo justo por Campos.

Fueron amagos, sin probar nunca la meta visitante. Sí pareció, además, que el Amorebieta fue más conformista, como si el punto fuera un tesoro. Lo intentó Carrión con acumulación de talento. Con todo lo que tenía: Paulino, Borja, Cazorla. Sujetaba al equipo un notable Jimmy pero faltaba chispa en zona de tres cuartos, donde la bombilla se apagaba. 

Paulino tuvo la última, tras una buena acción colectiva, pero le faltó calibrar la definición de zurda. El choque se cerró en campo del visitante pero sin ese gol (Bastón cabeceó al centro la última) que hubiera servido para alimentar la ilusión por una segunda vuelta para soñar. De momento, la primera cita no salió como se esperaba.

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