Demasiado castigo para el Oviedo: derrota (2-0) que le saca de los puestos de play-off

Una injusta roja a Homenchenko antes del descanso condiciona la derrota del equipo azul en Cartagena, dominador hasta la expulsión y superado después

Nacho Azparren

Nacho Azparren

En este juego de detalles que es el fútbol, magnificados estos en la igualadísima Segunda División, todo cuenta. Un árbitro que no entienda el juego, por ejemplo, puede ser catastrófico. Sucedió con De la Fuente Ramos, colegiado al margen del partido, poco empático por lo que se vio. Lo que era un choque físico, pero noble, se traducía en su cabeza en un combate de UFC. Las faltas eran ataques y las disputas refriegas. En una primera parte sin chicha se sacó de la manga cinco amarillas excesivas, dos de ellas para un Homenchenko que no olvidará su estreno como titular. La roja al charrúa fue definitiva para un buen Oviedo hasta entonces, controlador de todo lo que sucedía, y le dio alas a un Cartagena que supo dar donde dolía. El 2-0, con el influjo de un colegiado poco entendedor del juego (¡qué virtud tan poco valorada!), complica al Oviedo el sueño del playoff. Pero sigue en la pelea.

Cartagena
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2 0
Real Oviedo
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1-0, min. 56: Andy. 2-0, min. 59: Jairo.

Alineación Cartagena

Lizoain (1);
Calero (1), Alcalá (1), Olivas (1), Fontán (1);
Musto (1);
Muñoz (1), Andy (1), Alarcón (1), Jairo (2);
Ortuño (1).

CAMBIOS

Rico (1) por Musto y Narváez (1) por Muñoz, min. 73.
Poveda (1) por Ortuño y Ortiz (1) por Jairo, min. 71.
Diego (s.c.) por Alcalá, min. 82.

Alineación Real Oviedo

Leo Román (1);
Viti (1), Luengo (1), Calvo (1), Bretones (1);
Homenchenko (1), Colombatto (1);
Paulino (1). Seoane (1), Moyano (1);
Alemão (1).

CAMBIOS

Millán (1) por Moyano y Lucas (1) por Paulino, min. 69.
Jimmy (1) por Colombatto y Dubasin (1) por Alemão, min. 78.
Masca (s.c.) por Seoane, min. 84.


De la Fuente Ramos (Castellano leonés). Expulsó a Homenchenko por doble amarilla, min. 44. Amonestó a los locales Alcalá y Musto y a los visitantes Colombatto y Leo Román.

Cartagonova: ante 7.654 espectadores, con un centenar de oviedistas en la grada.

Salió el Oviedo dispuesto a mandar, bien plantado sobre Cartagonova y encontrando un filón en su banda derecha, esa que siempre está expuesta al cambio. Esta vez entró Paulino y, aunque con luces y sombras, supo encontrarle las cosquillas a la defensa local. Parecía cómodo el Oviedo, largo cuando se apoyaba en esa banda diestra donde Seoane solía caer y donde Viti irrumpía en velocidad.

El Cartagena se limitó a un juego físico, previsible, pero intenso. Quizás por eso, por esa acumulación de centrocampista con buena planta, apostó Carrión por Homenchenko como compañero de Colombatto. Le funcionó hasta justo antes del descanso, en la acción ya descrita, pero el balón perteneció al Oviedo. Algo que nadie dudaba, por otra parte.

Luengo despejó en el área pequeña el primer acercamiento de los de Calero para advertir al personal que el peligro llegaría por alto. Una vez asentado el equipo de Carrión en el partido empezó a llegar; Moyano con un disparo raso fue el primero en presentarse.

A los 12, la más clara. Colombatto lanzó un pase de quarterback a la espalda de la defensa local que dejó solo a Alemão en una cita íntima con Lizoain, el meta. El brasileño controló y definió arriba, demasiado, para mandar la pelota lejos del final feliz.

Siguió percutiendo el Oviedo. Colombatto centró desde la esquina cerrada, el balón rebotó en una peligrosa parábola que acabó lloviendo sobre el poste del Cartagena. Otra vez, el éxito alejado por una cuestión de centímetros.

Poco se sabía del Cartagena hasta entonces, quizás temerosos los de Calero con su situación clasificatoria, o puede que desarbolados por el juego de los de Carrión, dominadores, aunque con más amagos que golpes al mentón. Le faltó ese chispazo de genialidad al conjunto carbayón para asestar un golpe que hubiera puesto las cosas muy de cara. Paulino y Seoane parecían finos, pero a Moyano se le escapaba siempre el control y a Alemão la presa. El brasileño pudo inaugurar el marcador tras un buen centro de Bretones, pero se atoró en la ejecución.

Un minuto antes del descanso, la acción que condicionó lo que quedaba de partido. Homenchenko quizás se excedió en su ímpetu, teniendo en cuenta que tenía una amarilla, pero la lectura más justa debe apuntar al papel De la Fuente Ramos en todo esto.

No tembló el Oviedo con el nuevo escenario, siempre con la pelota. Aunque la inferioridad numérica le limitó opciones en ataque y le restó efectivos en defensa, quiso seguir mandando en un ejercicio de personalidad.

Paulino retó a su par, pero definió arriba en la primera llegada post receso y Alarcón lo intentó en la frontal. Jairo cruzó su definición ya en el área y Paulino no encontró rematador, ahora desde la izquierda. El partido estaba mucho más agitado tras la roja.

Lo aprovechó el Cartagena, en una de sus únicas llegadas claras, esta por la derecha. Centró Calero, remató Ortuño abajo, despejó Román y Andy, solo, empujó a la red. El 1-0 sí que cambiaba mucho las cosas. Porque el Oviedo dio otro paso adelante. Y eso, con uno menos, le mató. Fue casi de seguido. Tras una jugada de toque de los de Carrión, un rechace sin dueño y una carrera, la de Jairo, que dejó ante Román, al que batió por bajo para poner el 2-0, un mundo visto lo visto. Con media hora por delante, entendió el Oviedo que sacar algo de Cartagonova sería imposible.

A pesar de ello, de ser consciente de que no sacaría nada en claro del día, no renunció el equipo de Carrión a su esencia ni entregó el partido. Esfuerzo elogioso hasta el final, aunque sin ningún tipo de recompensa. Seguramente, tampoco en lo anímico, ahora que los resultados engullen cualquier juicio. Pudo meterse en el choque el Oviedo con un centro peligroso de Lucas y un remate en el área de Dubasin, pero lo cierto es que en el tramo final estuvo más cerca el Cartagena del tercero.

Jornada en blanco del Oviedo, que con esta derrota se sale de los puestos de play-off dos semanas después. Toca pasar página, olvidarse del partido y de un colegiado superado por las circunstancias, y prepararse para la siguiente batalla. No le queda otra a los azules.

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