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Aprender a vivir después de un infarto: el taller del HUCA que rehabilita el corazón recibe el sello de calidad

Sesenta y cinco grupos de enfermos cardiacos han pasado por la unidad multidisciplinar del hospital ovetense: “Tienen miedo y desconocen a lo que se enfrentan”, destacan los sanitarios

Así trabaja la unidad de rehabilitación cardiaca del HUCA

Así trabaja la unidad de rehabilitación cardiaca del HUCA VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

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Así trabaja la unidad de rehabilitación cardiaca del HUCA Elena G. Díez

José María Cuervo comenzó a sentir punzadas en el pecho; Juan Carlos Pérez perdió el control de su vehículo debido a un desmayo; Carlos Corrales se enfrenta a su segunda crisis y cuatro “stents” coronarios. Tres pacientes, diversos indicadores y un mismo diagnóstico: patología cardiaca. Aunque lo que a la hora de la verdad marca la diferencia en estas variopintas cuestiones del corazón es el pronóstico que pueden cobrar. Por eso, se han dejado guiar por el personal médico y pedalean en la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a ritmo de rock and roll. “Pasas por un trance en el que te cambian las expectativas de la vida y superarlo en grupo ayuda”, coinciden.

Desde diciembre de 2015 han pasado 65 grupos por la unidad hospitalaria. Asturias fue de las últimas comunidades a nivel nacional en incorporar este programa, pero una de las siete que han obtenido –hace pocos días– el sello de calidad de la Sociedad Española de Cardiología. Los usuarios acuden tres veces por semana, con una duración acorde a sus necesidades, para dividir la jornada en entrenamiento físico y charlas para avanzar a nivel psicológico. “Tienen miedo y desconocen a lo que se enfrentan. Nuestro objetivo consiste en mejorar la calidad de vida de los pacientes”, destaca el cardiólogo responsable, Sergio Hevia.

El taller del HUCA que rehabilita el corazón recibe el sello de calidad Elena G. Díez

¿Cuál es el perfil de los pacientes? El 80 por ciento son varones, por norma general en torno a los 55 años y la mayoría a causa de un infarto. No obstante, la lista de patologías de este tipo es extensa, y cada vez se suman más riesgos. Nadie está a salvo del peligro, pues incluso una dosis de ejercicio mal planteado puede ser mortal: “El deporte es sano, pero al igual que sucede con los fármacos tiene una dosis máxima y una mínima”, subraya la médica rehabilitadora María José Villanueva. ¡Que se lo digan a muchos de los allí presentes! Pues la mayor parte creían llevar unas pautas exentas de riesgos.

“Tenía la concepción de que me cuidaba. Siempre he comido sano y he llevado una rutina activa... Jamás me imaginé que fuese a pasarme esto”, asegura José María Cuervo. Su proceso se desarrolló como un dolor torácico que le obligaba a detenerse y coger aire al caminar. El primer electro indicó que todo estaba bien. Al persistir, un cateterismo reveló la presencia de una isquemia –una reducción del flujo sanguíneo al corazón, lo que impide que el músculo reciba suficiente oxígeno– y hubo que operar. “Estoy en el programa de rehabilitación para concienciarme sobre el problema que tengo”, se refiere a la patología con la que no tiene más remedio que convivir.

“La recuperación de los problemas cardiacos es tan rápida que uno pierde la consciencia de que tiene una enfermedad crónica”, explican los pacientes, que han mejorado a pasos agigantados y en ocasiones buscan olvidar lo sucedido. “Existe un gran porcentaje de negación”, asegura el doctor Hevia, pues aunque son procesos con avances notorios, en caso de empeorar las consecuencias pueden ser fulminantes.

Ese no es el único problema que generan este tipo de dolencias. A nivel mental, el golpe también es duro y desemboca en gran ansiedad respecto al ámbito laboral y depresión, tal como explica el responsable. “Tengo una empresa y el estrés ha afectado mucho. En estos momentos he aprendido a priorizar”, dice Juan Carlos Pérez, 46 años, natural de El Escamplero (Las Regueras). Cayó desplomado mientras conducía a la vuelta de un partido de fútbol: un infarto. Al igual que su compañero, se consideraba una persona saludable, a excepción del tabaquismo, y el susto fue lo que le hizo plantearse nuevos hábitos: “Estas actividades me animan a sacar cosas en claro”. Y añade: “En ocasiones creemos que nos estamos cuidando y hacemos las cosas bien, hasta que llega un profesional y te dice todo lo contrario”.

El taller del HUCA que rehabilita el corazón recibe el sello de calidad

Por eso, son fundamentales las sesiones educativas que, a su vez, son parte de la rehabilitación. “Formación tras el ejercicio”, describe la médica rehabilitadora. Control de factores de riesgo, reanimación cardiopulmonar, disfunción sexual, tabaquismo, tóxicos, alcohol y recomendaciones de rutina, son cuestiones que se abordan como parte del plan de mejora a largo plazo y evolución.

Observar que esta lotería de afecciones cardiorrespiratorias puede caer en cualquier casa y generación, ayudó a Carlos Corrales, que está aprendiendo gestión vital a raíz de crisis cardiacas: “Somos un grupo con diferentes historias y un mismo problema. El apoyo nos ayuda a mejorar”. Este ovetense de 59 años ha padecido dos crisis a modo de infarto y siente que la unidad de rehabilitación es una manera de “estar más controlado que la mayoría de población que sufre este tipo de ataques y no sigue un periodo de adaptación”. Es cuestión, explica, de aprender a vivir con ello.

“Queremos que puedan cuidar de sus hijos, ir a echar la partida, salir al monte o realizar actividades junto a sus seres queridos”, asevera Cecilia del Busto, médico intensivista en la UCI del HUCA. La metodología que ella imparte durante el periodo de recuperación está relacionada con la actuación preventiva: un taller de reanimación cardiopulmonar. Las primeras reacciones ante una parada cardiaca son decisivas, ya que la falta de oxigeno se hace evidente a nivel cerebral pasados los tres minutos: “Las neuronas son muy sensibles, pierden capacidades muy importantes y eso puede ser decisivo al hablar secuelas”.

Por desgracia, no suelen ser los servicios de atención hospitalaria quienes encuentran a los perjudicados tras haber sufrido un episodio de este calibre. “Son familiares, viandantes, compañeros...”. De esta manera, es de “gran importancia” que todo el mundo pueda identificar cuándo se ha parado el corazón y cómo actuar hasta que llegue la ambulancia, agrega Del Busto.

“Sería necesario un asesoramiento de este tipo a partir de determinada edad, al igual que se hace un seguimiento de prevención de cáncer de colon”, propone Pérez. Pues el ser humano utiliza el corazón en materia de enamoramiento, para hablar de bondad e impulsos, y en contraposición a la racionalidad cerebral. Y sin embargo, desconoce las ventajas de mantener unas pulsaciones saludables: “Es fundamental pensar en una buena vida a largo plazo”.

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