Y 500 sordos volvieron a oír: el hito de los implantes cocleares en el HUCA

"Lo ideal es hacerlo cuando el paciente tiene entre un año y tres años; pero se lo hemos puesto a pacientes de más de 80 años", señala Faustino Núñez, de la Unidad de Hipoacusia

Y 500 sordos volvieron a oír gracias a los implantes cocleares del HUCA

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VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) fue uno de los centros pioneros en España en la realización de implantes de cóclea, el "caracol" del oído interno. "Estamos a punto de operar al paciente número 500", subraya Justo Gómez, especialista del servicio de Otorrinolaringología del complejo sanitario ovetense. "Esta técnica la inició el doctor Carlos Suárez, nuestro anterior jefe de servicio, cuando era casi experimental, a finales de los años 80", añade el doctor Gómez. El número real de implantes es algo mayor, porque a los niños muy pequeños se les colocan dos implantes en la misma cirugía. A los mayores les basta uno.

El resultado de esta cirugía es asombroso: personas que no oían pasan a oír. Así de rotundo y de eficaz. Pueden ser niños que nacieron sordos o casi sordos. Pueden ser adultos que nacieron oyendo poco o mucho, pero que por una situación sobrevenida pierden la audición. Con motivo de este significativo registro, y de que cada 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear, LA NUEVA ESPAÑA ha entrado en un quirófano del HUCA para conocer de primera mano cómo se realiza esta técnica quirúrgica:

-Tenemos que hacer una cirugía meticulosa, con microcirugía, para introducir una serie de electrodos en el caracol del paciente, en el oído interno. Hay que tener un cuidado exquisito en no dañar ni las estructuras del oído interno ni el propio dispositivo que se implanta. Es un dispositivo definitivo, porque la cóclea tiene el mismo tamaño toda la vida. Lo que se cambia cada siete años es el procesador externo -indica Justo Gómez.

En esta ocasión, la intervención la lleva a cabo la otorrina María Costales:

-La cirugía se hace por detrás de la oreja. La mayor complicación es que el nervio facial, el que controla la movilidad de la cara, atraviesa justo el hueso por el que accedemos al caracol del oído. Por eso tenemos que monitorizarlo y buscarlo con cuidado para no dañarlo. En total, solemos tardar entre una hora y media y dos horas. La parte de dentro y la de fuera del aparato se conectan por un imán. 

En el HUCA se operan cada año "entre 20 y 25 personas, niños y adultos, tanto de Asturias como de Cantabria", explica Faustino Núñez, responsable de la Unidad de Hipoacusia del centro sanitario. Esta unidad es la puerta de entrada de los pacientes con baja o nula audición. Su trabajo se enmarca en el programa de atención al déficit auditivo infantil de la Consejería de Salud. La nota distintiva de Asturias fue la implantación, en el año 2002, de un test de detección de hipoacusia que se aplica a todos los recién nacidos. Y el otro epígrafe singular: un convenio entre la sanidad pública y la Fundación Vinjoy, de Oviedo, para coordinar y desarrollar la atención temprana.

-Se realiza una detección precoz. Los casos más leves se tratan en la Fundación Vinjoy con logopedia y audífonos. Los más severos, en el HUCA, con un implante coclear, que proporciona una audición funcional que permite el desarrollo del lenguaje oral -señala el doctor Núñez.

Un mes después de colocar el implante interno, al paciente se le instala un procesador externo que envía el sonido codificado al cerebro.

-De esta forma, el niño aprende a hablar de una manera natural y se integra en la vida normal, aunque a menudo necesitan algún apoyo. Lo ideal es hacerlo cuando el paciente tiene entre un año y tres años. Pero se lo hemos puesto a pacientes de más de 80 años. Una persona con capacidad funcional suficiente no tiene por qué no beneficiarse.

En esta unidad también es esencial el papel de la médico foniatra, en este caso Pilar Carro:

-Tras el implante se inicia una nueva fase. Después de la cirugía se precisa de un entrenamiento auditivo. El implante coclear para los niños supone un cambio radical. Antes, los niños no tenían acceso a un lenguaje oral normal. Llegaban al bachiller y se encontraban con muchos problemas. Sin embargo, ahora hay sordos profundos universitarios, y eso era impensable hace unos años. El sordo profundo tiene una voz destimbrada porque no oye, no regula. Con el implante tiene una voz totalmente normal. A los pacientes les mejora mucho la calidad de vida. Es una nueva oportunidad. Para el adulto es como un renacer. Vuelve a oír percibir sonidos que llevaba años sin oír y que tenía olvidados. Para él resulta emocionante, incluso oír su propia voz. El niño pequeño se asusta, porque es una sensación que no conoce, no tiene experiencia auditiva.

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