Desde 1906 toda la vida de Muñó se ha venido documentando con el mismo fondo fotográfico: el de sus Escueles. Una casa-escuela que se inauguraba el 8 de septiembre de 1906 y que nació y creció costeada por el emigrante de Muñó Cesáreo Vigil Cortina, enriquecido en Cuba y Nueva York con el negocio del tabaco.

En la construcción del edificio trabajaron muchas familias del pueblo; a sus aulas acudieron, mientras tuvo uso docente, todos los jóvenes de la parroquia; y en sus escaleras han posado, año a año, todas las generaciones de Muñó: en las comuniones, en las bodas, en el fin de curso, en las fiestas... Hasta las bendiciones del pueblo se llegaron a dar desde el improvisado púlpito en que los sacerdotes parroquiales convertían el rellano de la escalera de las escuelas.

Cesáreo Vigil posa pora el pintor Tino Norniella, en un cuadro que durante años estuvo en las escuelas. | A. R.

Sólo unos días después de la inauguración oficial del edificio, Cesáreo Vigil Cortina hizo entrega del mismo al Ayuntamiento de Siero para su administración y dejó escrito que “ni yo ni mis herederos cobraremos nunca renta por esta casa-escuela, pues es un regalo que yo hago a mis vecinos”.

El paso del tiempo le ha ido a la contra a esa escuela y frente al olvido inclemente le ha surgido ahora una plataforma vecinal dispuesta a revalorizarla. “Nuestro fin es dar a conocer y sensibilizar a la sociedad con el hecho de que en Muñó está el edificio escuela público más antiguo de Siero. Que entre todos consigamos que se reconozca su valor histórico y sentimental para este pueblo”, dicen los portavoces de la plataforma. Se apenan los vecinos de que, desde hace 30 años, sucesivas obras y su falta de atención acabaron por dañar la estética exterior del edificio hasta casi perder la identidad que tenía el inmueble. Quieren que no vuelva a ocurrir y, para eso, nada mejor que caer en la cuenta de que nada se celebraba en Muñó sin que quedara fotografiado con el fondo de la escuela.

Una foto familiar, en la escalera de les Escueles de Muñó.

Con gran paciencia, Vidal González se dedicó a contactar con familias de la parroquia dispuestas a ceder algunas de sus fotos familiares para documentar, de esa manera, la importancia de la escuela. Ya tiene más de un centenar de instantáneas recopiladas. Quizá algún día formen parte de alguna nueva publicación sobre Muñó pero en lo inmediato quieren que sean las fotografías centrales de una exposición que contaban que se inaugurase hoy mismo en el Campu de la Iglesia de Muñó. No va a poder ser porque no les ha llegado la autorización municipal para la exposición, pese a ser al aire libre y ni siquiera haber convocada una inauguración oficial para no favorecer que hubiera demasiada afluencia al mismo tiempo.

“Desconocíamos que había que cumplir un montón de trámites que nos piden desde el Ayuntamiento, así que hemos desmontado los paneles y lo dejaremos para cuando se pueda”, explican. Lo que no se les quita son las ganas de revalorizar sus Escuelas.