Fallece Primitivo García, más conocido como "Primi", un histórico de la música de Siero. Tenía 83 años de edad, y hasta que llegó la pandemia, asistía a todos y cada uno de los ensayos de la banda de la Pola. "Venía con un papelín en la mano de una partitura que había escuchado por la radio para la que la buscase en el archivo. Y después de volverme loca, me decía que era una pieza de orquesta, y que igual no había arreglo para banda", recuerda Mónica Vázquez, al frente de la administración del colectivo.

Y, de todas las características que se destacan de "Primi", era lo buena persona que era. Siempre tenía una palabra amable, era "encantador y entrañable. Yo sé que es lo que se dice siempre, pero es que es verdad", cuenta Mónica. Su padre, Ángel Vázquez, que falleció hace dos meses y que fue presidente de la agrupación después de la muerte del anterior, Gregorio Fonseca, "Gorín", era uno de sus grandes amigos. Junto a "Gorín" y a otros componentes, herederos de Ángel Embil, formaban una "pandilla" de amantes de la música, que fueron la chispa para fundar la agrupación existente en la Pola hoy en día. Este año, además, falleció también David Howard, el general del ejército galés que se quedó a vivir en Siero. "Yo creo que el cielo necesita ángeles y músicos", dice Mónica, muy apenada.

Primi comenzó a tocar el clarinete muy joven, con la agrupación que dirigía Ángel Embil. En el año 1984, junto a varios de sus amigos que compartían su pasión, fundó la asociación de amigos de la música, en la que, a día de hoy, están integradas la escuela de música, la Banda de la Pola y el "Bandin". Al principio, daba clases en la escuela además de participar como clarinete principal en la agrupación. "Y muchos de los clarinetistas polesos que a día de hoy son profesionales de la música tocaron sus primeras notas con Primi", relata Mónica, emocionada. Compaginaba la banda, que era para el una parte fundamental de su vida, con su trabajo, en una ferretería, donde demostraba, además, su humildad y su bondad: "Ibas a comprar y te decía: ¿eso para que lo vas a llevar? Si no lo necesitas, ya te lo arreglo yo", cuenta.

A la banda que fundó después de quedarse con el gusanillo tras pasar por la de Ángel Embil le dedicó muchas horas de su vida: hizo de director algunas veces, de subdirector, pero sobre todo era un músico de los pies a la cabeza. "Le encantaba la zarzuela", cuenta Vázquez. Hasta la llegada de la pandemia seguía yendo día tras día a los ensayos, aunque ya tenía mal la espalda de una caída e iba con callao. Pero no dejó de tocar, sino que pasó de ser el clarinete principal a integrar el cuerpo de clarinetes primeros. De hecho, en el homenaje que se le hizo a los tres músicos más longevos de la agrupación en el año 2019, donde él estaba incluido, era el mayor de los tres y el que seguía tocando.

Su salud en el último año se deterioró. Y, como prueba de las palabras de Mónica, a la banda no dejaron de llegar llamadas preocupándose por su estado. Hoy el teléfono también estaba ardiendo. Mañana será el funeral, a las cinco de la tarde en la Iglesia parroquial de Pola de Siero, donde muchos músicos aprovecharán para dar su último adiós como a él le hubiera gustado: tocando. "La familia no recibe", reza su esquela.