Opinión

"Libertad sin ira"

Sobre la ilusión, la esperanza y el compromiso de un joven que votó un 3 de abril de 1979

Quisiera que mis palabras pudieran reflejar la ilusión, la esperanza y el compromiso de un joven de veinticinco años cuando depositó su papeleta en la urna, un 3 de abril de 1979, sabedor del temor, del riesgo, de la preocupación que tenían todos los mayores y motivos tenían para ello: hubo dos Españas enfrentadas. Nosotros queríamos un futuro mejor, próspero, en paz y libertad; una sociedad abierta, igualitaria, con oportunidades para todos, y todos sabíamos, en mayor o menor medida, que el objetivo fundamental era convivir en paz, en armonía, bajo el imperio de la Ley, sin rencores ni odios. Y este deseo se puso en marcha desde la base, desde el municipalismo, una vez que la Ley de la Reforma Política que eliminaba la estructura franquista fuera aprobada por las mismas Cortes de Franco con el apoyo de 425 de los 531 procuradores y sometida a referéndum el 15 de diciembre con una participación del 77 por ciento del censo y con 94,17 por ciento de votos a favor; y todo ello en un ejercicio de generosidad que hoy sería imposible, pues nuevamente estamos escorados, en tiempos de polarización.

El reto era grande y hasta casi diría utópico. Las tensiones, desencuentros, zancadillas muchas, pero esa esperanza e ilusión que teníamos, ese ansia de convivencia, de paz, de mejora, de progreso de casi todos, por no decir todos, aportó la inteligencia, la serenidad y el saber necesarios para conjugar intereses y aunar esfuerzos para que España recuperase la dignidad que siempre tuvo en la Historia y fuera un referente. Hoy me atrevo a decir que se consiguió. No lo perdamos, pues como dicen los castizos, "camarón que se duerme se lo lleva la corriente". Según los expertos debe mejorar nuestra productividad, pero especialmente en cohesión social y territorial. La responsabilidad es de todos.

Estas ideas fluctuaban en mi cabeza mientras asistía el pasado miércoles, 3 de abril , a la asamblea extraordinaria de exlcaldes de Asturias, después de la resaca de la fiesta de los Güevos Pintos de la Pola. La asociación, que tiene más de dos años de existencia, es la primera en España de sus características e inició su andadura con un saldo de 500 euros que a día de hoy, después de los gastos contraídos. tiene en su haber una cantidad de 1.888 euros. El acto constaba de dos partes. Una, elección de la nueva Junta directiva. Se presentó una sola candidatura y esta fue aprobada por unanimidad de los presentes; revisión de algún artículo de los Estatutos para adaptarlos a las exigencias de la Administración para inscribirse en el Registro de Sociedades, que también se aprobó por unanimidad. La asociación ya cumple con la legalidad y tiene su sede en Lugones, en el Hotel de Asociaciones de la calle Leopoldo Alas Clarín (ya hay dos Leopoldos que tienen calle en la ciudad). Después de esta primera parte, técnica y electoral, el acto cumbre de la jornada, el segundo, fue el sencillo y cálido homenaje que se hizo a los alcaldes del primer mandato democrático o inicio de la Transición, el de 1979 a 1983. Para ello, con monitor e imágenes, y con el escenario divido en dos partes, con sillas en ambas, para acoger a los homenajeados, con un cartel situado en el fondo del escenario que decía "Abrieron el camino y cimentaron la Asturias de hoy", comenzó el homenaje, con la precisa y acertada intervención de la presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, doña Cecilia Pérez, alcaldesa de El Franco, que en su condición de mujer recordó que la primera alcaldesa de Asturias fue doña María del Mar Suárez, de Ribera de Arriba en 1981, y que en la actualidad son veintitrés las regidoras, que abarcan entre todas una población de 460.000 vecinos, y con la particularidad que rige el concejo de menos población, Yernes y Tameza, doña María Díaz Fidalgo, y el de más población, Gijón, doña Carmen Moriyón Entrialgo. Ya centrada en los homenajeados les agradeció sus muchos desvelos y la simpar tarea de resolver problemas básicos, con pocos recursos, y la cohesión social que han aportado a sus concejos. La Administración a pie de calle…

Posteriormente intervinieron don Juan Carlos Guerrero Arias, vicepresidente de la asociación, que indicó que era un gran día para el municipalismo asturiano; el secretario del colectivo, don Jesús Muñiz Castro, que se retrotrajo al año 1979 y esbozó alguna de las necesidades de entonces: electrificación, saneamiento, reparación de caminos… El tesorero, don Jaime Gareth Flórez Barreales, después de tener una cariñoso recuerdo para su madre, responsable política de aquel mandato en Degaña, indicó la importancia que ha tenido el municipalismo en la contribución y asentamiento del Estado de Derecho; y este turno de intervenciones concluyó con don Francisco González Méndez, "Quico", que en una exposición totalmente improvisada donde lo sentimientos y deseos fueron al unísono, parapetado en su atril y con un discurso esbozado en una antiguo cuaderno de Cajastur, hizo las delicias de todos y prometió dar contenido a esta asociación y conseguir que entre compañeros del gremio se busquen lugares de encuentro, para revivir lo vivido y comentar lo que se vive.

Dejó perlas mitineras y literarias para agradecer la labor de los pioneros de aquellos primeros cuatro años de la democracia a quienes llamó "gladiadores de la política". Después de estas breves alocuciones llegó el momento más emocionante: el homenaje en sí. El responsable del acto, don Luis Miguel Rebustiello, los fue nombrando y documentando: imágenes y aplausos. Estaba previsto que asistieran veintinueve, pero a última hora, por motivos de edad, salud, faltaron trece… Cada uno de los presentes recibió como detalle una reproducción de la Casa Consistorial de Yernes y Tameza y dispuso de dos minutos para dirigirse a los presentes. Hubo casi unanimidad en decirnos que había mucho respeto entre los grupos políticos, mucha unión, buena convivencia, afán de trabajar, de hacer cosas, a pesar de las penurias del momento, y por encima del todo el bien del concejo. Había alcaldes de todas las tendencias políticas y en boca del exalcalde de Aller, don José Antonio García Barettino, fueron "cuatro años maravillosos, a pesar de la escasez de recursos". Entre los alcaldes fallecidos y recordado en el acto se encuentra don Manuel Villa Díaz, fallecido el mismo día del Güevos Pintos de 2023, concretamente el 11 de abril. El regidor sierense fue alcalde desde 1979 a 1995.

Esta asamblea extraordinaria y de homenaje a los primeros alcaldes de la democracia fue ágil, dinámica y enriquecedora, pues evoca un ayer reciente, que ha facilitado mucho del progreso actual y un buen ejemplo es la localidad que hoy nos cobija, Lugones, ciudad con más población del concejo y en continuo crecimiento. Precisamente uno de sus vecinos, hoy alcalde de Siero, don Ángel García, más conocido como "Cepi", cierra el acto con palabras afectuosas y de agradecimiento, en las que destaca el privilegio que supone ser alcalde, el plus de responsabilidad que eso trae.

Terminado el acto suenan en mi cabeza los sones de una conocida canción de los inicios de la Transición democrática que da título a este artículo y que en algunas de sus letras dice: "Dicen los viejos que en este país hubo una guerra (...) Libertad, libertad, sin ira, libertad, guárdate tu miedo y tu ira (...) pero yo solo he visto gente que desea su pan, su hembra y la fiesta en paz". Y también esta letra de "España camisa blanca de mi esperanza"-

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