Opinión

Por una mejor financiación local

No hace mucho que alcaldes de toda tendencia ideológica se opusieron a que el dinero sobrante de sus ayuntamientos, los llamados remanentes de crédito, se fuesen a engrosar las arcas del Gobierno del Estado, con el juicioso argumento de que el dinero de su concejo, es de sus vecinos, y que su obligación es hacer una gestión eficaz y eficiente y si fruto de ello queda algún sobrante, a invertir en lo que se necesita, que necesidades hay muchas. No descubro nada nuevo si digo que la Administración más austera y rigurosa es la municipal y también la más cercana, la más próxima a las necesidades el vecino y a donde primero se acude y también la más controlada y supervisada.  No descubro nada nuevo si digo que la mayoría de los 8.131 ayuntamientos que hay en España hacen un uso correcto de los dineros, que vía impuestos y tasas le entregan sus vecinos y que la misma estabilidad presupuestaria les obliga legalmente a ello, si bien se encargan de recordarlo y supervisarlo los servicios de Secretaría e Intervención,  e incluso ha habido años en que la Administración central les obligaba a cumplir un objetivo de superávit, como el año pasado, del 0’2%, que traducido en euros sería mucho dinero en toda España.

Dicho esto, los Ayuntamientos no pueden gastar más de lo que quieren; otro tema es en qué lo gastan, y ahí ya entramos en las variables, urgencias, prioridades y necesidades políticas. Siempre se ha dicho que el político debe tener buen olfato para detectar las necesidades y problemas de sus vecinos y para ello se necesita presencia, cercanía, ya que como me dijo la madre de un buen amigo, Miranda, en su día alcalde de Ribadesella, el político debe picar en todas las puertas. Este año las entidades locales recibirán del Estado un total de 28.557 millones de euros, un 22’6% más que en 2023.

Cuando la tortilla no llega para todos es normal que cada uno exija su parte, y esto es lo que está pasando ahora con la financiación estatal, autonómica y local. En este terreno movedizo, escabroso e insolidario nos movemos. ¿Qué hacemos? La preocupación es general, puesto que todos sabemos que sin recursos no se allanan necesidades ni se resuelven problemas. El dinero no se reproduce por sí solo, suele ser fruto de un trabajo, de un esfuerzo, de un ahorro, de una inversión, de un riesgo, de un rigor…. Los ayuntamientos no quieren ser la pariente pobre del sistema y más cuando han sido y son los vertebradores de la auténtica cultura democrática que subsiste en España, como se reconoció recientemente en la asamblea general extraordinaria de la AEX@ (Asociación de ExAlcaldes), celebrada en Lugones el pasado 3 de abril, y esta preocupación va a más cuando se observa un Gobierno que sólo le preocupa la recaudación- no le importa el cómo se consigue ese dinero, sino que llegué por la vía que sea; véanse las subidas y bajadas del IVA,- lejía, teléfono con un 21% de IVA y ahora la luz… -, o el incremento que están experimentando muchas familias en su declaración de la Renta-,  y más cuando tiene complacer las exigencias nacionalistas de condonación de elevadas deudas para seguir ejerciendo. Recordemos que después de la pandemia hemos sido el único Gobierno europeo que subió los impuestos para agilizar y poner en marcha la economía, cuando lo razonable sería no cargar la ya débil economía de empresas y autónomos, pero repito, sólo importa la recaudación, y no si se gasta bien o mal, si es necesario o no. Los resultados están a la vista: largas listas de esperas médicas, y eso que año tras año se incrementan considerablemente los ingresos del Estado. En 2023 los ingresos tributarios alcanzaron los 271.935 millones de euros, un 6’4 más que lo recaudado en 2022 ¿En qué se gasta nuestro dinero? ¿Se gasta bien, de manera eficaz, eficiente y responsable?  Con ver las largas listas de espera da la impresión que no…

Desde que el pasado día 3 de abril, en Lugones,  la Presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, la socialista doña Celia Pérez Sánchez, demandó una mejor financiación de los ayuntamientos, hasta el día de hoy, han sido muchos los alcaldes y alcaldesas que a lo largo de estos días han pedido una mejor financiación, pues ya están desesperados de tener que acometer, con sus pocos recursos, obras que no son de su competencia, pero que son necesarias en su municipio.

El dinero no se reproduce y es difícil contentar a todos, y ahora que todas las autonomías piden una mejor y real financiación, quien les escribe cree que ha llegado el momento de repartir justicia, de distribuir más y mejor a quien de manera más solvente y eficaz emplea los recursos del Estado y si algún trato preferencial debe haber, éste debe empezar por la Administración más cercana, eficaz y responsable, la municipal.

El pasado lunes, 8 de abril, a las nueve de la mañana, en el programa de Roberto Pato “Asturias al día” de RTPA los 5 exalcaldes presentes (Juan Carlos Guerrero, Francisco Fernández Casielles, de Pravia; Julián Fernández Cueto, de Nava; José Manuel Cuervo, de Cangas del Narcea y Jaime Gareth, de Degaña ) impartieron una lección magistral a los oyentes, y entre las muchas perlas que nos dejaron entresaco estas :

1.Los ayuntamientos fueron y son la mejor escuela de democracia. 2. Hay que poner en valor la importancia de los Ayuntamientos(Alcalde y concejales…) 3. Determinar claramente las competencias que tiene cada Administración y mejorar su modelo de financiación. 4. Agilizar una normativa que resuelva peticiones, problemas, sin que falten los controles necesarios. 5. La crispación no resuelve los problemas. Se debe evitar la judicialización de la vida municipal.

Podría decir más cosas, pero creo que lo dicho justifica esa necesidad de una mejor financiación local. Sin dinero no se pueden resolver los muchos problemas básicos que afectan a los vecinos (agua, saneamiento, luz, recogida de basura, reparación de caminos…) ¿Por qué, a pesar de tener una mayor recaudación los problemas perduran?  En 2023 el Estado recaudó en ingresos tributarios 16.316 millones más que el año pasado. ¡Que se note!

 P.D No quiero concluir este escrito sin expresaros mi preocupación por el silencio que reina en torno al Corredor Atlántico Noroeste, del que depende el futuro de muchos pueblos y vecinos.