Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La Universidad de Oviedo se dispone a abrir una nueva etapa en sus cuatro siglos largos de historia. El próximo 28 de septiembre, lunes, la institución académica iniciará el curso que marca la convergencia con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Dicho de otro modo, el paso del modelo universitario napoleónico al anglosajón.

Una primera oferta de 12 titulaciones (grados) adaptadas al denominado plan Bolonia abrirá un proceso que, una vez completado, transformará las 76 licenciaturas, diplomaturas e ingenierías que configuraban la oferta universitaria de la región en un nuevo menú compuesto por 50 grados y 7 másteres de ingeniería (imprescindibles para disponer de todas las atribuciones profesionales).

Las restantes titulaciones deberán ponerse en marcha, ya transformadas, en el curso 2010-2011. Al citado catálogo de grados y másteres hay que sumarle otros 41 másteres que también arrancan este curso y que, además de ofrecer especialización en muy diversas materias, se convierten en itinerario obligatorio para quienes aspiren al doctorado. Algunos de ellos peligran por la escasez de alumnos, pues los responsables universitarios están dispuestos a suprimir los másteres que no dispongan de un mínimo de diez matriculados.

Este cambio estructural se enfrenta a un problema de calado que se suma a las dificultades estrictamente pedagógicas: el dinero. El Gobierno regional ha anunciado que la crisis económica aboca a una congelación de los fondos destinados a la Universidad de Oviedo. Es muy previsible que la aportación de la Administración regional en 2010 sea igual -o muy ligeramente superior- a la de 2009, cuando el equipo rectoral asegura que la subvención del presente ejercicio ni siquiera permite pagar los salarios de los profesores hasta fin de año.

El equipo rectoral, muy discreto hasta este momento en su relación con el Principado, ha replicado con un mensaje nítido: «Sin financiación adicional, Bolonia no puede ser un éxito». Y con otro: «Es imposible implantar Bolonia a coste cero». En términos un poco menos tajantes se pronunció días atrás el propio rector, Vicente Gotor, quien ahora se ve secundado por al menos dos de sus vicerrectores: el de Profesorado, Departamentos y Centros; y la de Ordenación Académica y Nuevas Titulaciones.

El primero de ellos ha puesto un dato sobre la mesa: los 12 grados que se inician este curso exigen la incorporación de 27 profesores. Y el despliegue completo del plan Bolonia requerirá la contratación de cerca de un centenar de docentes. Y es que el formato del nuevo modelo, más participativo, basado en grupos más reducidos y rico en tutorías y sesiones prácticas, reclama una ampliación de las plantillas.

El vicerrector de Profesorado argumenta que ya se ha mejorado sustancialmente el programa de jubilaciones anticipadas de profesores, al que a partir del 1 de octubre se acogerán entre 38 y 53 docentes. Y añade que se ha hecho «un trabajo muy serio» en el reequilibrio de la plantilla, tratando de paliar, en lo posible, las dificultades que se derivan del exceso de profesores en áreas que sufren un déficit de alumnos. «Nosotros estamos haciendo los deberes y queremos que el Principado conozca de primera mano las necesidades reales del plan Bolonia», subraya Julio Antonio González García.

La vicerrectora de Ordenación Académica se manifiesta en términos similares: «No se nos puede pedir más, y eso lo saben la comunidad universitaria y el Principado, y tiene que saberlo la sociedad». Según María Paz Suárez Rendueles, «reclamamos financiación adicional porque, si no la recibimos, la reforma no puede ser un éxito».

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«Hemos hecho los deberes y queremos que el Principado conozca las necesidades»

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Vicerrector de Profesorado

«No se nos puede pedir más, y eso lo saben la comunidad universitaria y el Principado»

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Vicerrectora de Ord. Académica