Oviedo

Como sucede en el caso de las mujeres, también los hombres, dependiendo de la zona en la que residían o de su situación económica, vestían de una y otra forma, según afirma María José Fernández. A grandes rasgos, el «ajuar masculino» estaba compuesto, de modo general, por la camisa, los calzoncillos o calzones, las medias, ligas, el chaleco, la chaqueta, la faja, los escarpinos -que se calzaban por encima de las medias-, y las madreñas. En cuanto a los adornos, botones y relojes era lo más representativo, sin olvidar la montera y el palu.

Lo cierto es que estas muñecas y muñecos de Asturias, en miniatura, llaman la atención allá donde van, hasta el punto de que algunas personas los quieren adquirir. Soledad Pozuelo afirma que, aunque en alguna ocasión venden alguno, su fin es educativo aunque, eso sí, también afirman que los realizan por encargo a aquellos que lo solicitan, como ha sido el caso, recientemente, de otra muñeca modelo que se incorpora a la pasarela astur: «Mariquita Pérez».

Lo primero:

camisa y medias

La camisa es la única prenda interior que llevaban las mujeres, muchas de las cuales dormían con ella. Como la parte superior era la que se lucía, solía tener más trabajo y ser más lucida que la que se escondía bajo el refaxo. Las mangas eran largas y cubrían el brazo por completo, recogiéndose en la muñeca, con un puño. En el Oriente, en ocasiones, se adornaban las mangas con encajes, tiras bordadas o puntillas.

Segundo:

el refaxo o refaxos

El refaxo era la falda que iba debajo de la saya principal o también llamada manteo. Se buscaba con él darle forma al cuerpo femenino y, a poder ser y siguiendo la moda de la época, que sirviera para aparentar una abultada cadera. Dependiendo del poder adquisitivo de la mujer o de su familia, el refaxo podía oscilar de uno hasta ocho. Se realizaban con bayeta, estameña o paño. En los pies la modelo lleva escarpinos.

Tercero: justillo, saya y faltriquera

Las sayas se vestían sobre los refaxos e iban desde la cintura a la línea superior del tobillo. La saya se sujetaba a la cintura bien con la trincha, bien con el mandilete. Las telas dependían de las condiciones económicas de la familia. El justillo iba sobre la camisa, a modo de chaleco, y con el se buscaba apretar y ceñir el talle a la vez que sujetar el pecho. La faltriquera era una pequeña bolsa de tela que se ataba a la cintura.

Cuarto: mandil,

pañuelo y dengue

Y llegamos al exterior en que, en este caso, nuestra «Barbie» va vestida al estilo de la zona centro. Destaca ya el mandil, colocado sobre la saya; el dengue, una especie de capelina cruzada que va sobre el justillo y que era la prenda de abrigo más usada; y el pañuelo, de uso obligatorio en las mujeres. Caso aparte eran las niñas o jovencitas. Finalmente hay que citar los collares y pendientes y, en algunos casos, la chaquetilla.