Madrid, Efe

El autor, actor y director Adolfo Marsillach (1928-2002) dejó un legado «escalofriante» de documentos profesionales, más de 15.000 fotografías, cartas, dibujos y textos que desde ayer, y gracias a la generosidad de su viuda, Mercedes Lezcano, son del Museo Nacional del Teatro, en Almagro. Al acto oficial, en la sede del Centro Dramático Nacional (CDN), el teatro María Guerrero, asistieron, entre otros, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; Mercedes Lezcano, Blanca Marsillach y su madre y primera mujer del dramaturgo, Teresa del Río. «Desprenderte físicamente de una parte de tu vida siempre conlleva una herida», confesó Lezcano, que destacó que la donación se hace «desde la responsabilidad y el entusiasmo» y con la aquiescencia de las hijas, Blanca y Cristina, y de sus albaceas.

Marsillach, añadió su viuda, era «apasionadísimo», «independiente, libre, honesto, tierno, brillante, con un extraordinario sentido del humor» y de «izquierdas», aunque le decepcionó su experiencia en la política, cuando «los socialistas» le nombraron director del INAEM. «Estuvo un año y ocho meses y dimitió porque no pudo hacer nada de lo que quería: ni la ley del teatro ni el consenso de todos los sectores».